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III CONGRESO LATINOAMERICANO DE PERIODISMO

PROGRAMA Y PONENCIAS

MIÉRCOLES, 16 de mayo de 2001   
08:30 a.m. - 09:30 a.m. INAUGURACIÓN Gran Salón, Hotel Continental
  Bienvenida Maestra de Ceremonia
    Mayella Lloyd
   
  Palabras de Bienvenida  
  Dr. Fernán Vargas  
  Presidente Centro Latinoamericano de Periodismo - CELAP
   
  Minuto de Silencio por Periodistas Asesinados
   
  Palabras de Inauguración  
  Excelentísima Señora Presidenta de la República de Panamá
  Mireya Moscoso  
   
09:30 a.m. - 10:00 a.m. Receso  
   
10:00 a.m. - 11:30 a.m. Tema: El Poder del Idioma 
 

Visión Crítica del Periodismo Moderno

 

Rosa María Britton, Médica, Escritora, Panamá

 

Importancia del Dominio del Idioma dentro de la Profesión Periodística

 

Alex Grijelmo, Periodista y Escritor, Diario El País, España

 

El Editor como Instructor Permanente

 

Liza Gross, Semanario Éxito - Chicago Tribune, Estados Unidos

  Moderador: Dr. Rafael Candanedo, Editor de Capital Financiero, Panamá
   
11:30 a.m. - 12:15 p.m. Preguntas y Respuestas  
   
12:30 p.m. - 02:00 p.m. CONFERENCIA - ALMUERZO por la Autoridad del Canal de Panamá.
  Ing. Alberto Alemán Zubieta, Administrador, ACP, Panamá
   
02:15 p.m. - 03:45 p.m. Tema: Periodismo de Investigación frente a la Corrupción
 

Riesgos Periodísticos por Denunciar Corrupción en Gobiernos Democráticos

 

Octavio Amat, Director, El Panamá América, Panamá

 

Riesgos de Periodistas que Denuncian la Corrupción de Dictaduras Militares

 

Sylvia Gereda, Directora Unidad Investigativa, Diario elPeriódico, Guatemala

 

Caso Pinochet

 

Patricia Verdugo, Periodista y Escritora. Autora del libro "Los Zarpazos del Puma", investigación esencial para procesar a Augusto Pinochet, Chile

 
Moderador: Dr. Agustín Del Rosario, Prof. de Periodismo Universidad de Panamá, Universidad Católica Santa María La Antigua, Panamá
   
03:45 p.m. - 05:00 p.m. Preguntas y Repuestas 
   
06:30 p.m. - 09:30 p.m. Museo del Canal Interoceánico de Panamá
   
JUEVES, 17 de mayo de 2001  
08:15 a.m. - 09:45 a.m. Tema: El Derecho a la Información 
 

Distinción entre Libertad de Expresión e Información

 

Pedro Anguita, Abogado, Universidad Diego Portales, Chile

 

Límites de la Libertad de Información: Veracidad y Dignidad de las Personas

 

Fernando Guier, Abogado, Diario La Nación, Costa Rica

 

Dimensión Social de la Libertad de Información: Opinión Pública

 

Ana María Miralles, Especialista en Periodismo Urbano, Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia

 
Moderador: Lcdo. Alfonso Fraguela, Abogado y Presentador de Noticias, TVN Canal 2, Panamá
   
09:45 a.m. - 10:20 a.m. Preguntas y Respuestas 
   
10:30 a.m. - 11:30 a.m Tema: Cuando el Periodismo incursiona en las Relaciones Públicas
 

De Periodista a Relacionista Público - Sector Público

 

Abdiel Antonio Gutiérrez, Periodista, Director de Información y Relaciones Públicas, Ministerio de Economía y Finanzas, Panamá

 

De Periodista a Relacionista Público - Empresa Privada

 

Itzel Velásquez, Periodista, Vocera ICA, Panamá

 

Integridad Periodística frente a las Relaciones Públicas

 

Herasto Reyes, Editor Unidad Investigativa, Diario La Prensa- Panamá

 
Moderador: Lcda. Maricarmen Sarsanedas, Jefe de Información, ACP, Panamá
   
11:30 a.m. - 12:00.m. Preguntas y Respuestas 
   
12:30 p.m . - 02:00 p.m. CONFERENCIA - ALMUERZO por MANZANILLO INTERNATIONAL TERMINAL-PANAMÁ S.A. Impacto Económico y Marítimo del Puerto de Contenedores, Salón Bolívar
   
02:15 p.m. - 03:45 p.m. Tema: Telecomunicaciones: Ingresos e Información
 

El Periodista de un Medio en Línea

 

Alma Delia Fuentes, Periodista, Univisión. com, México

 

El Impacto de las Telecomunicaciones en la Radio

 

Enrique Buttini, Jefe Departamento de Información, Radio Continental, Argentina

 

Portales Horizontales e Información Periodística

 

Patricia Lucki, Directora, Terra.com, Guatemala

 

Periodismo y Telecomunicaciones

 

Dr. Ignacio Ramonet, Escritor y Director Diario Le Monde Diplomatique, Francia

 
Moderador: Aris De Icaza, Presidente Asociación Panameña de Radiodifusión, Panamá
   
03:45 p.m. - 04:15 p.m. Preguntas y Respuestas 
   
04:20 p.m. - 05:45 p.m. Tema: Dilemas Éticos del Periodismo Moderno
 

Carlos A. Manfroni, Fundación Ética Pública, Argentina

 

Marco Fidel Yukumá, Director de Noticias, Radio Caracol - Neiva, Colombia

   
 
Moderador: Sr. Juan Carlos Tapia, Periodista, Panamá
   
05:45 p.m. - 06:15 p.m. Preguntas y Respuestas 
   
VIERNES, 18 de mayo de 2001  
08:30 a.m. - 10:00 a.m. Conversatorio: El Manejo del Poder y la Prensa
 

Belisario Betancur, Expresidente, Colombia

 

Ramiro De León Carpio, Expresidente, Guatemala

 

Guillermo Endara, Expresidente, Panamá

   
  Entrevistador: Dr. Winston Robles, Vicepresidente Editorial, Diario La Prensa, Panamá
   
10:00 a.m - 10:45 a.m. Preguntas y Respuestas (Por escrito)
   
10:45 a.m. - 11:15 a.m. Receso  
   
11:15 a.m. - 12:30 p.m Tema: Periodismo Mordaz en Medios Televisivos
 

Nuria Piera, Periodista, Telecentro, Canal 13, Rep. Dominicana

 

Sergio Elguezabal, Periodista, Telenoche Investiga, Argentina

 

Ileana Gólcher, Profesora y Periodista, Panamá

   
 
Moderador:Alexandra Ciniglio, MEDCOM
   
12:30 p.m. - 01:00 p.m. Preguntas y Respuestas  
   
01:00 p.m. - 02:30 p.m. CONFERENCIA - ALMUERZO , Salón Bolívar ALCA , Ministerio de Comercio e Industrias
   
02:30 p.m. - 03:45 p.m. Tema: Periodistas, Políticos y Poder
 

Mayín Correa, Periodista y Ex alcaldesa, Panamá

 

Marcelo Araya, Periodista de Televisión Nacional - Canal 7, Chile

   
 
Moderador: Lcdo. Carlos Ernesto González De La Lastra, Director Diario El Universal, Panamá
   
03:45 p.m. - 04:15 p.m. Preguntas y Respuestas
   
04:15 p.m. - 05:00 p.m.

Clausura
Evaluaciones
Entrega de Certificados y Ponencias

   
07:30 p.m. - 11:30 p.m. Cena de Clausura ofrecida por el Alcalde de la Ciudad de Panamá, Sr. Juan Carlos Navarro Centro Turístico Mi Pueblito.
 
 
NOTA: Las siguientes ponencias fueron presentadas por sus autores durante el III Congreso Latinoamericano de Periodismo celebrado en Panamá del 16-18 de mayo de 2001. Los autores han autorizado a CELAP la publicación de las mismas en esta página. Se prohíbe modificar, copiar, distribuir, transmitir, exhibir, reproducir y publicar las mismas. La utilización parcial o total de este material, requerirá de la previa y expresa autorización de sus autores.
   
 
Discurso de la Señora Presidenta
Mireya Moscoso
En el Acto Inaugural del III Congreso Latinoamericano de Periodismo
 
Damas y Caballeros:

Es para mi un honor participar en el Acto Inaugural de este Tercer Congreso Latinoamericano de Periodismo, que tiene como objetivo fundamental fortalecer una prensa libre, dinámica y confiable, a través de la discusión abierta de los temas que inciden en la profesión, de la capacitación, del uso de la tecnología y del fortalecimiento de la ética y la responsabilidad que conlleva el hecho de ser comunicador, y con ello, formador de la opinión pública.

La meritoria labor que desarrolla el Centro Latinoamericano de Periodismo, adquiere una dimensión fundamental en el proceso de la convivencia armónica de nuestros pueblos, cuando logra el propósito de integrar al periodismo latinoamericano, compuesto por periodistas, medios de comunicación y académicos, en torno a la función real del comunicador social, su responsabilidad frente a una sociedad que en gran medida se mueve al ritmo de su medios, y la necesidad de actualizar los patrones de la conducta social y económica, a los nuevos modelos del desarrollo económico mundial.

Como cualquier otra profesión, la comunicación social se va amoldando rápidamente a la dinámica de estos nuevos esquemas. En este contexto, tenemos que aceptar que en las últimas décadas, la tecnología ha rebasado todos los patrones tradicionales del periodismo y el manejo de la información, para colocarnos en un ambiente, en donde en alguna medida, vale más la rapidez con que se ofrece la noticia, que la seguridad de ella como resultado de la investigación.

Esta tecnología moderna, expresada en herramientas como la captación y transmisión de datos e imágenes por vía digital, la internet y las comunicaciones portátiles, nos permiten ver acontecimientos de incidencia global como guerras, catástrofes naturales y accidentes trágicos, casi al instante en que se producen.

Pero con la misma velocidad podemos apreciar hechos positivos como acuerdos de paz, logros de la ciencia y otros de relevancia para la vida de la humanidad. Lamentablemente el paradigma impone que sea más común ofrecer y recibir lo negativo que lo positivo y aquí están ustedes para enfrentar esa realidad.

Por ello, reconozco la importancia, y aplaudo que en gran medida el propósito fundamental de este congreso, sea precisamente discutir acerca del balance que debe haber entre estos tres elementos: La velocidad en que se presenta la noticia a disposición del ciudadano, o sea, la importancia de la primicia; la posición particular del periodista o el medio; y la certeza, veracidad y objetividad propia de la información que se pone en circulación.

Hace algo más de un año decía en una acto ante la prensa nacional, que no debe existir ninguna ley o acto de poder que coarte la libertad de expresión o de prensa, cualquiera sea el medio de comunicación. El respeto al derecho de los periodistas, la independencia de los medios y la pluralidad informativa, constituyen los pilares fundamentales del estado de derecho.

A lo largo de estos 20 meses de gobierno, al igual que sucedió en administraciones anteriores y seguramente sucederá en el futuro, este gobierno ha enfrentado una prensa crítica, y sin considerar el efecto en cuanto a su imagen, lo hemos aceptado como parte del costo de la democracia, porque sin duda alguna entendemos que es peor una prensa coartada en su libertad de expresarse.

Sin embargo, debo reconocer también que se trata de un proceso que proviene de las severas restricciones a la libertad impuesta por regímenes autoritarios y que llegará sin duda, a una prensa que ejercerá esa libertad dentro de los más correctos parámetros de la ética y la didáctica periodística, enmarcada en el propósito esencial de promover el progreso y la unidad de los pueblos.

Lo importante es que estamos en el camino correcto, y la temática que discutirán los distinguidos panelistas y lo participantes en el congreso, demuestra que son tópicos que a todos nos preocupan significativamente, porque de alguna forma inciden en la gobernabilidad y las posibilidades de mantener niveles de diálogo y concertación, que propicien el anhelado desarrollo social.

Los políticos, los empresarios, los sindicalistas, los intelectuales, los estudiantes, estamos en alguna medida en manos del periodismo moderno, cada vez sujeto a menos restricciones y controles a su profesión. No se trata en forma alguna de una simple conquista o derecho. Mucho más que eso es una enorme responsabilidad que tienen que cuidar para no retroceder en lo que se ha avanzado.

El periodismo moderno tiene la palabra.

Muchas gracias!!!
VISION CRITICA DEL PERIODISMO MODERNO: EL PODER DEL IDIOMA
Por: Rosa Maria Britton
     En el principio fue la voz y luego esta quedó atrapada para siempre en primorosas inscripciones en tabletas, muros, monumentos papiros y pergaminos. Desde que el hombre sintió la necesidad de expresarse con símbolos escritos, mientras unos afanosamente cincelaban, otros se ocupaban de inventar reglas para hacerlo mejor. Ya hace muchos siglos, un hombre del imperio romano llamado Probo, escribió una obrita en que censuraba las formas de hablar descuidadas, que con mucha frecuencia observaba en el vulgo que lo rodeaba. La lengua latina se corrompía en torno suyo, por ignorancia, o por abandono y él quería luchar contra la descomposición del glorioso idioma, con las armas a su mano, la enseñanza gramatical. El propósito de Probo, el hombre solo afrontando a la multitud, no se pudo realizar. La corrupción del latín siguió adelante y las lenguas -italiano, español y portugués- que hoy se hablan en el antiguo imperio siguió adelante. Los gramáticos no hacen las lenguas, no las reforman, ni son capaces de detener su evolución. Y es natural que así sea, una lengua es patrimonio de una comunidad, es la masa que la hace, la altera y la deshace. Sin embargo es la lengua escrita la que impone su sello en la lengua oral influyendo en su fisonomía. El lenguaje no está sometido a leyes ciegas, es un hecho humano y como tal, sometido a la voluntad humana. El lenguaje correcto goza de una consideración social, ya que no cabe duda que es un factor de distinción en la persona que lo posea. Nos dice Amado Alonso que "hay una aristocracia idiomática formada por los mejores escritores de la comunidad lingüística, que hereda la lengua de los mejores poetas pasados y la trasmite a los mejores que suceden… En sus manos creadoras y en su gusto de selección , está la dirección de la lengua y los hablantes empujamos nuestra habla real hacia el perfil literario forjado con el modelo literario ".

     Confieso que soy una lectora apasionada desde que aprendí a leer a los cinco años. En mi casa había muchos libros a nuestra disposición sin orden ni dirección. Así, antes de los once años ya estaba enredada en la vida pecaminosa de Naná, al mismo tiempo que disfrutaba de las heroicidades del capitán Nemo y Miguel Strogoff, me saltaban las lágrimas ante la santidad de Fabiola, recitaba de memoria la poesía de Sor Juana, Rubén Darío, Santos Chocano y tantos otros y me dio por releer muchas veces las aventuras de Rocambole, que con más de treinta tomos aún adornan mi biblioteca y desde luego le cogí rabia al Quijote. El internado al que me enviaron para hacer la secundaria, no logró alejarme de los libros, al contrario. Cuántas veces fui castigada por Sor Rosa, por quedarme bajo las sábanas leyendo con una linterna alguna novela que había entrado de contrabando al colegio, o en el baño leyendo hasta que mis doloridos glúteos me obligaran a irme a la cama. Durante el bachillerato descubrí los periódicos en la Cuba pre- castrista, en donde hice los estudios secundarios. Aún recuerdo con nostalgia el Diario de la Marina, la revista Bohemia, los comentaristas radiales de la época, que sorteaban los turbulentos mares de la política con acertados comentarios, con el más estricto uso del lenguaje muchas veces acerbo o cruel, pero siempre rigurosamente correcto, la novela del aire trasmitida desde la Cadena Azul, Albertico Limonta y el misterio de sus orígenes que mantuvo a toda latinoamérica en vilo mucho antes de que Betty la fea hiciera su aparición. Aprendí el francés y el inglés y el mundo de la palabra escrita se amplió aún más ante mis ojos maravillados. Balzac, Colette, Maupassant, Duras, Yourcenar, mi querido Rocambole en francés, Faulkner, Christie, Hammett, O´Henry, O´Hara, Maughan, los clásicos rusos, franceses, ingleses, los best-sellers, encontraba tiempo para todos, menos para el aburrido Quijote. Debido al cierre de la universidad por la revolución cubana tuve que emigrar una vez más a España y en medio de una carrera tan rigurosa como la medicina descubrí a los orfebres de nuestra lengua, Menéndez Pidal, Unamuno, Pio Baroja, Lorca, Marañón, Valle Inclán, Galdós, toda esa generación de intelectuales, poetas y activistas políticos que le dieron tanta gloria a España y a pesar de estar bajo la dominación de Francisco Franco Bahamonde caudillo por la gracia de Dios que controlaba todos los diarios, la radio, hasta las películas que eran dobladas a su antojo. Doce años más en New York, tragándome a diario entre turnos el Daily News con las incisivas y perversamente deliciosas columnas de Jimmy Breslin -no se me quita la manía del Times de los domingos o esa revista llamada The New Yorker que me mantiene actualizada del acontecer en esa gran ciudad- completaron mi educación trilingüe y estimularon mi pasión por la palabra que me ha llevado a escribir por los últimos 25 años. Sí, confieso que sigo comprando periódicos a diario y en donde quiera que viaje leo las publicaciones locales para estar al tanto en pocos días de lo que está ocurriendo en el país que visito. Me he sentido frustrada en Alemania -mi alemán no es bueno- completamente a oscuras en Rusia y el oriente, aunque esas maquilladas publicaciones en inglés preparadas para turistas que distribuyen gratuitamente en los hoteles en muy poco satisfacen mi curiosidad de enterarme de lo que ocurre localmente. Basta tener acceso a CNN para conocer todo lo que ocurre a nivel global, la destrucción del planeta, los atentados terroristas, las interminables guerras civiles y conflictos religiosos, las protestas provocadas por la globalización de la economía, la lenta agonía de los pueblos africanos abatidos por el hambre, las enfermedades y guerras tribales, todo el abanico de los males que azotan a la humanidad, los nuevos descubrimientos, los viajes espaciales, el contoneo insinuante de las super modelos en las pasarelas, los escarceos amorosos de los ricos y famosos, los héroes en los distintos deportes un verdadero ejemplo de globalización e integración racial, todos estos sucesos presentados en vivo y a todo color, en tiempo real, en perfecto inglés, español, francés, portugués por los mejores comentaristas cuasi artistas de cine, que con sus voces de barítono y deslumbrantes dentaduras dan envidia. Por la pantalla chica desfilan los científicos más ilustrados, connotados intelectuales, bellísimas mujeres, hombres seductores, niños prodigio, célebres artistas, 24 horas al día. Entonces, cuando hablamos de poder del idioma, ¿a cual nos referimos? Hay algunos muy ágiles que cambian día a día con el incremento de las nuevas tecnologías y tendencias, otros como el nuestro que a veces me parece que ha quedado aprisionado por la camisa de fuerza de una academia que demora hasta veinte años en aprobar palabras de uso común, porque provienen de otros idiomas, de otros países de habla hispana. Los que vociferan que hay que mantener la pureza del lenguaje, se ve que nunca se han detenido a leer el Mío Cid escrito en castellano antiguo o las actas de independencia de sus respectivos países para darse cuenta cómo ha evolucionado nuestra bella lengua. Los regionalismos y voces locales tienen su acomodo en el idioma y han contribuido a modificar el lenguaje. No estoy defendiendo la chabacanería ni los descuidos en la escritura que aqueja a muchos periodistas. ¡Cómo molesta que conviertan adjetivos en sustantivos o inventen verbos a su antojo! Ya no hay problemas sino la problemática de tal o cual, ya no se discuten los temas sino es la temática y desde luego, en primer lugar está la informática que domina todos los medios. La pobreza del idioma se manifiesta en la repetición de adjetivos y frases, el agua es únicamente el líquido vital, todo tranque es descomunal, en cualquier suceso el comentarista anuncia con gravedad que "hay que deslindar responsabilidades", el ilícito cometido se refiere a actos delictivos y desde luego todo pero todo suceso, las huelgas, las protestas, los tranques de calles se llevarán hasta las últimas consecuencias, aunque nadie sabe con certeza cuales serán esas consecuencias, ni al entrevistador se le ocurre preguntar y siempre nos queda la duda. ¿Se irán a una huelga de trabajo o de hambre? ¿Habrá desobediencia civil? ¿Se rociarán con gasolina? El bochinche se convierte en noticia de primera plana, el periodismo investigador es investigativo y a nadie se le ocurre cuestionar la legitimidad de ciertos adjetivos o verbos utilizados con frecuencia. Les traigo algunas expresiones que he escuchado o leído en los últimos días, como "bandas delincuenciales están fuera de control", "Hay que dinamizar la economía para minimizar en lo máximo la problemática del desempleo" (esa me dejó patidifusa), la cerca perimetral fue violada, denuncian un ocultaje de las pruebas, la controversial propuesta, más sin embargo hemos decidido actuar y según los medios de comunicación los honorables legisladores siempre andan consensuando algo en la asamblea y eso me suena a pecado. Las muletillas de los comentaristas y periodistas entrevistadores están a la orden del día, como loros repiten una y otra vez la misma palabra o frase, para enfatizar lo que dicen, ratatatá ¿verdad?, ratatatá o sea, ratatatá definitivamente, etc. hasta marear. Da la impresión que la mayoría de esos individuos que dominan los medios de comunicación, hace mucho que no leen un libro y no tienen a se refieren a personajes del medio político en clara alusión a su sangre indígena, origen norteamericano de piel blanca o negro antillano. Cualquier tontería es publicada con gran despliegue, la mujer que levita inspirada por las visiones que tiene de su devoción favorita y que desde luego comienza a promocionar en la forma de estampitas e imágenes milagrosas, el individuo que se encontró con San Judas cuando transitaba a caballo por un monte y le dio el remedio infalible para curar todas las enfermedades, el humilde curandero que con sus yerbas curó a una mujer de cáncer, la noticia que alguien en Colombia cura el cáncer con batidos de ortiga o sopa de estómago de gallinazo. No, no crean que estoy exagerando, este tipo de noticias aparece con frecuencia con visos de seriedad y enfermos en busca del milagro que describen, abandonan su tratamiento y fallecen, cuando su vida hubiera podido prolongarse con el tratamiento adecuado, no olviden que soy oncóloga y le achaco a los medios unas cuantas muertes. Cuando hemos protestado, se nos acusa de ser elitistas, de creernos superiores. Los periodistas siempre se disculpan aduciendo que el público tiene derecho a saber ¿todo? Hemos heredado hasta el chupacabras de la prensa mexicana y según informó un periódico local algunos aseguran haberlo visto bailando la mejorana en Guararé con una difunta en el cementerio local. El periódico favorito del pueblo, trae a diario en una página entera una foto a colores de alguna bella y muy joven mujer al desnudo en una pose provocativa exhibiendo mamas perfectas (como ginecóloga les puedo asegurar que casi todas son postizas) y abajo se indica que la foto es únicamente para lectores "con criterio formado". ¿Lectores con criterio? Mientras que en primera plana, además de mostrar como de costumbre fotos de asesinados o ahorcados, algún periodista se rasga las vestiduras porque se ha detectado que en la ciudad un grupo de proxenetas se dedica a la prostitución infantil. A lo mejor ese periodista es honesto en su denuncia y la línea editorial lo apoya, pero ambos escenarios no compaginan.

     Imagino que durante este cónclave se comentará la mediocridad, la vulgaridad, la violencia que predomina en la televisión comercial, aunque los que tenemos cable por lo menos podemos escoger programas que nos interesen, hay de todo, clases de cocina, películas clásicas, aventuras, sesudos análisis políticos, la naturaleza de todos los rincones de la tierra, religión, arte y hasta pornografía para los aficionados al pecado de la carne, que a lo mejor muy pronto será contaminada por la enfermedad de las vacas locas o la aftosa y ya no pecaremos. Algunos programas periodísticos producidos localmente en la televisión se esfuerzan por mostrar el lado feo de nuestra sociedad, la vulgaridad en todo su apogeo, con la disculpa de que así somos los panameños, sus protagonistas hablan en una jerga incomprensible para cualquier extraño que pase por nuestro país, los reportajes nos muestran como borrachos, lujuriosos, homosexuales escandalosos, las mujeres dispuestas a lo que sea, un país sin pizca de cultura o maneras, dejados a un lado el esfuerzo tan grande que hacen nuestros pueblos por presentar sus fiestas folklóricas en todo su esplendor y tradición. Los pocos esfuerzos por llevar a cabo programas culturales fallecen en la cuna por falta de patrocinio comercial. Los periodistas acuden semejando gallotes en pos de carroña a los lugares en donde ha ocurrido una tragedia dispuestos a asediar a los dolientes sin ninguna consideración, tomado fotos terribles, metiéndole un micrófono o una grabadora en la boca a seres desesperados como preguntas como ¿qué sintió al encontrar a su hijo asesinado y violado? O ¿qué cree motivó a su hijo a suicidarse? Para después de cometer semejante falta de tacto y compasión, si alguien les da un merecido empujón o puñetazo se quejan que se está violando la libertad de expresión. Nada es sagrado, no se respeta el derecho que tenemos todos como individuos a salvaguardar nuestra vida privada, el acoso periodístico se justifica como el deber del periodista a buscar la noticia, las preguntas a veces francamente insultantes, los reportajes muchas veces calumniosos o tergiversados, son algunos de los males que aquejan al periodismo moderno sin irnos al extremo de los mundialmente famosos paparazzi. A veces me parece que a los graduados en comunicación social en vez de un diploma les injertan en la mano una grabadora al salir de la Facultad para que siga creciendo hasta convertirse en micrófono. Cuando se trata de un muerto anuncian con solemnidad que el cadáver responde al nombre de Juan Pérez. ¿Se lo habrán preguntado? O el periodista que al interrogar recientemente al director de prisión con voz grave preguntó ¿Y me puede decir cual fue el motivo de la fuga? Vamos, vamos, hay que usar el sentido común, de vez en cuando. A los periodistas encargados de leer noticias, les recomiendo tomar clases de teatro y elocución para que no se queden pasmados o empiecen a gaguear cuando se les apaga el pronter… ya ven acabo de inventar una palabra, las nuevas tecnologías lo exigen aunque alguien me indicó que debería llamarse apuntador electrónico. Todos nos enfrentamos a la realidad virtual con palabras como printear, formatear, el maus, chatear, aunque esta última palabra es muy castiza. El extranjerismo y el neologismo no son en sí, un mal para el idioma. Lo que hace falta es que esas importaciones se acomoden bien al "genio del idioma" como diría Cuervo y se amolden a las estructuras formales de nuestra lengua. Sobre todo corresponde repasar la sintaxis a los que vivimos de la palabra, del uso del lenguaje. Para terminar quiero enfatizar que no todo es malo, tenemos buenos y acertados columnistas, educados periodistas culturales, arrojados periodistas investigadores que son objeto de hostigamiento y persecución por los afectados, canales de televisión que ofrecen excelentes programas, pero desafortunadamente aún no tienen cobertura nacional. A mis amigos periodistas, les pido que consideren estos comentarios como una crítica constructiva, todos podemos y debemos mejorar como profesionales y les aconsejo que se reconcilien con El Quijote, como lo hice yo, cuando ya entradita en años y carnes y algo de sabiduría, entendí y disfruté de verdad lo ocurrido en aquel lugar de la Mancha.
 
LOS RIESGOS DE LOS PERIODISTAS EN DEMOCRACIA
Por: Octavio Amat
Distinguimos dos grandes categorías de riesgo, una de naturaleza legal y otra fuera de ese marco que llamaremos extra legal. Pasamos a abordar uno y otro:
I. RIESGO LEGAL.
1. Riesgo penal o de cárcel: Bajo la denominación de delitos contra la honra u honor, es decir aquellos que afectan el patrimonio moral o afectivo de una persona, la legislación contempla diversas figuras penales que son castigadas con penas de cárcel. En Panamá dichas figuras son la calumnia y la injuria. El Código Penal tiene por calumnia la imputación falsa de un delito a otro ( art. 172) y por injuria la ofensa a la dignidad, honra o decoro (art. 173). Las penas contempladas cuando el delito se cometa a través de un medio de comunicación son de 18 a 24 meses de prisión en caso de calumnia y de 12 a 18 meses en caso de injuria (art. 173 ibidem). Con mal criterio, los tribunales panameños y los agentes del Ministerio Público encargado de la investigación de los delitos, suelen hacer extensivas las responsabilidades penales inherentes a estos delitos, - aun cuando las publicaciones se hagan bajo firma responsable ajena al medio -, al Director del medio de comunicación, sus representantes legales; y en los casos de radio y televisión en el dueño o concesionario de la frecuencia (en este último caso por virtud del art. 205 del Decreto No.189 de 13 de agosto de 1999), con el agravante de que no es constitucional crear penas por decreto siendo una facultad exclusiva, ésto es del poder Legislativo. En todo caso, una mala práctica tribunalicia ha hecho que los jueces y agentes del ministerio público condenen o califiquen adversamente al periodista por el mero hecho de considerar errada una publicación, con entera exclusión de si hubo o no mala fe o dolo, y sin consideración alguna a la fuente identificada, en lo que hemos llamado un fenómeno de objetivización de la calumnia e injuria. Como resultado, a la fecha, 72 periodistas panameños, - uno de cada tres reporteros en ejercicio -, está siendo procesado por estos delitos, en su 70% promovido por funcionarios que se han sentido afectados por noticias.

2. Riesgo pecuniario civil:
Además de la responsabilidad de pagar con cárcel la comisión del delito, los responsables por calumnia o por injuria deben indemnizar daños y perjuicios civiles por el dolor moral inferido (daño moral) y por los daños materiales causados (daño material). La jurisprudencia nacional a partir de 1995 ha venido reconociendo cuantías cada vez más altas en concepto de daño moral. Sabemos de un fallo de 30 de abril de 1993 del Primer Tribunal Superior de Justicia, que fijó una indemnización por ese concepto de B/3,000.00. Sin embargo, en otra del mismo grado de 19 de enero de 1994 se establecía una condena por B/40,000.00; otra de 15 de septiembre de 1995 por B/100,000.00; otra de 5 de marzo de 1996 por B/125,000.00, confirmada esta última por la Corte Suprema de Justicia en fallo de 21 de agosto de 1998; y una más reciente confirmada por la Corte Suprema de Justicia el año pasado, que viene del Juzgado Séptimo del Circuito de Panamá desde el 9 de mayo de 1997, establece una indemnización por B/75,000.00. Paralelo a los daños morales han de sumarse los daños materiales, los cuales deben probarse en términos de merma en el patrimonio del agraviado directamente relacionado con la calumnia o la injuria (por ejemplo, ingresos dejados de percibir por pérdida de empleo o clientela, gastos de abogados, sicólogos, etc.). Las condenas pecuniarias de alto monto son un peligro, en la medida que pueden tener resultados confiscatorios o comprometer la viabilidad económica del medio de comunicación. Un ejemplo actual de ésto lo tenemos con la condena dictada por los tribunales y la Corte Suprema de Costa Rica el año pasado contra el diario La Nación, por cuantía de un millón de dólares, a la que sumó las penas de cárcel y la obligación de publicar la sentencia de condena por difamación en la primera plana del diario, lo cual tuvo lugar a raíz de una causa criminal interpuesta por un diplomático local destacado en Europa, a quien se le imputó en una noticia ciertos cargos. La reparación moral que implica la publicación de la sentencia de condena contra el medio está también presente en la legislación panameña, por virtud del artículo 1644a del Código Civil.

3. Riesgo de multa y suspensión de licencia: El artículo 578 del Código de la Familia prohibe la divulgación de hechos de la vida privada que puedan causar perjuicios u ocasionar graves molestias al afectado, aún cuando no sean calumniosos ni injuriosos, previendo para ello una sanción de cinco a quince días multa, la suspensión del ejercicio de la profesión o de la licencia respectiva por tres a seis meses, y la reparación de daños y perjuicios civiles.

4. Censura legal: Los periodistas están expuestos a diversas formas de censura amparada bajo las leyes vigentes, entre las cuales nos permitimos destacar las siguientes: a. La Junta Nacional de Censura tiene facultad para autorizar, clasificar y prohibir películas, espectáculos, publicaciones, transmisiones radiales y televisadas (Decreto de Gabinete No 251 de 6 de agosto de 1969). b. El Tribunal Electoral exige el registro previo a su publicación de las fichas técnicas de las encuestas electorales (art. 177 del Código Electoral). c. Es prohibido publicar encuestas electorales dentro de los 10 días previos a la elección (idem). Del mismo modo es prohibido publicar encuestas a la salida de urnas antes de las 3 horas siguientes al cierre de una votación (art.179 ibidem). En contraste, la Corte Suprema de Justicia de Canadá sentenció en 1998 la inconstitucionalidad de una restricción de publicar encuestas electorales en las 72 horas previas a la elección, dando por asumido que los votantes tienen suficiente madurez para no dejarse manipular por consultas amañadas. d. El Código Judicial obliga a guardar reserva del nombre y señas del imputado hasta que haya condena firme, bajo el principio de presunción de inocencia (arts. 2067 y 2099a, Código Judicial). También existe una norma similar en materia de menores de edad, respecto a los cuales ni siquiera puede publicarse la condena (art. 817 No.7 ibidem). La infracción de esta prohibición expone al periodista a una condena por calumnia, sin que sea válido invocar como defensa la exepción de la verdad e. El Código de la Familia prohibe publicar fotografías de personas, aún en lugar público, sin su consentimiento, excepto cuando se haga con fines noticiosos, de interés público y cultural ( art. 577). Se omitió de la prohibición las publicaciones de índole histórica y la consideración de figura pública de ciertas personas (por ejemplo, artistas y deportistas famosos).

5. Riesgo de desacato: Existen diversas normas legales que facultan a altos funcionarios (jueces, magistrados, agentes del Ministerio Público y funcionarios con mando y jurisdicción) para imponer sanciones de multa y arresto sumario a personas que a su juicio les falten el respeto. La Constitución de la República prevé esta potestad cuando el irespeto tenga lugar "en el acto en que estén desempeñando las funciones de su cargo". No obstante, en la práctica, se han dado casos de sanciones por desacato aplicadas contra periodistas sin que el acto (publicación) que las motivó se haya producido en audiencia o al calor del desempeño del cargo por el funcionario. Tal fue el caso del Director del diario El Siglo, Carlos Singares, que el año pasado fue sancionado con arresto por el Procurador General de la Nación José A. Sossa, por causa de una publicación que consideró injuriosa. Entre las normas citadas se destacan los artículos 386 del Código Judicial, 45 y 827 del Código Administrativo, el 307 del Código Penal y el 33 de la Constitución.

6. Riesgo de negativa al acceso a la información: Otro de las grandes paradojas a que se enfrentan los periodistas panameños es el de la negativa al acceso a las fuentes de información oficial. Porque el mismo funcionario que los denuncia por publicaciones inexactas es el que le niega la información provocando las inexactitudes. Carecemos de una ley de acceso a la información pública. Y lo ideal al respecto sería transplantar el sistema norteamericano según el cual toda información oficial es pública, salvo que se diga previamente lo contrario. Un buen ejemplo de que en Panamá caminamos en sentido opuesto lo constituye el art. 70 de la Ley 38 del 31 de julio de 2000, por el cual se regula el procedimiento administrativo. En dicha norma se limita el acceso a los expedientes administrativos a los funcionarios que lo tramiten, a las partes interesadas y a los terceros interesados. Las autoridades han dicho que dentro del concepto de "terceros interesados" se incluye a los periodistas, lo cual no es correcto porque la doctrina jurídica ha desarrollado ese concepto limitándolos a aquellas personas que sin ser parte de una causa, coadyuvan con una u otra de las partes. La misma norma limita dicho acceso, "siempre que no se trate de información confidencial o de reserva que obedezca a razones de interés público, que pueda afectar la honra o el prestigio de las partes interesadas, conforme a las disposiciones legales vigentes". La norma citada limita la obtención de copias y certificaciones sobre información confidencial, a las que sean pedidas por alguna autoridad, el Ministerio Público y los tribunales sobre asuntos bajo su competencia. La amplitud del concepto de información confidencial o de reserva es tal, que muy poco margen deja para el trabajo investigativo del periodista o los ciudadanos comunes.

7. Riesgo de restricción profesional: Aunque de capa caída en el mundo, el riesgo de que el derecho de informar sea restringido o condicionado por requisitos académicos, profesionales, gremiales o por licencia oficial siempre existe y asoma de cuando en cuando en legislaciones obsoletas que ignoran que la libertad de información es un derecho humano.
II. RIESGO EXTRA LEGAL

Entre los riesgos ajenos a la legislación que deben confrontar los periodistas, nos permitimos enumerar los siguientes:

1. Censura editorial: Esta se refiere a las restricciones que pudieran confrontar los periodistas que trabajan para medios de comunicación, para abordar temas de interés personal ajenos a la política editorial del medio. El remedio para este problema radica en la riqueza de diversos medios de comunicación de orientaciones distintas. Debe asímismo mantenerse abiertas las secciones de opinión para dar cabida a criterios discrepantes de los periodistas.

2. Autocensura: Este peligroso fenómeno hace que el periodista se abstenga de hacer su trabajo por temor a represalias externas o internas al medio en que labora. Este mal debe ser combatido por medio de una política editorial bien definida y abierta a discusión.

3. Amenazas: Las amenazas personales, económicas y pecuniarias, sea contra el medio o directamente contra el periodista, pueden inhibir el buen desempeño de la labor de informar. El año pasado, 53 periodistas fueron asesinados en el mundo, 19 de ellos en América Latina y de éstos, 10 en Colombia, lo cual ilustra la magnitud de la amenaza. Quizás ninguna profesión u oficio en el mundo aporta tantos mártires a nombre de sus principios.

4. Concentraciones: La concentración de varios medios en manos de unos pocos, con menoscabo y exclusión de otros, aunque sea formalmente legal, constituye un atentado a la libertad de expresión; y una amenaza para el trabajo del periodista en su diversidad de criterios. Eso puede evitarse con una legislación que proteja y procure la diversidad en el mundo de los medios de comunicación.

Panamá, 16 de mayo de 2001.
 
 
RIESGOS DEL PERIODISTA AL INVESTIGAR CORRUPCIÓN DE DICTADURAS MILITARES
Por: Sylvia Gereda Valenzuela
Directora Modulo de investigacion de elPeriodico
Guatemala

Para conocer los riesgos a que se expone el periodista de investigación de hoy, es indispensable conocer la Guatemala militarizada de ayer.

El papel de la prensa y de los periodistas vuelve más tortuoso en tiempos de guerra. Para apreciarlo en su justa dimensión basta retroceder veinte años y situarse en la salvaje y violenta Guatemala de finales de la década de los años setenta y principios de los ochenta.

En 1954 tiene lugar en Guatemala el derrocamiento del gobierno del Presidente Jacobo Arbenz Guzman, como producto de una confabulación internacional promovida por el Departamento de Estado y la CIA de Estados Unidos. A partir de esta fecha se desarrolla una vorágine de terror y persecución contra intelectuales, periodistas, escritores y dirigentes políticos.

                La sociedad estaba llena de radicalismo, se ‘pertenecía’ a la derecha anticomunista o se era marxista; no había matices.

                La democracia política, los derechos humanos, las libertades públicas, entre ellas la de expresión, simplemente no existían. El pensar se convirtió en un hecho peligroso y el escribir en un acto temerario que representaba la muerte.

Treinta y seis años de guerra nos dejaron mas de 250 mil muertos y NUMEROS huérfanos. Sin embargo, la historia del periodismo guatemalteco también esta bañada en sangre.

Durante tres décadas el Estado implantó un aparato de represión y bajo el pretexto de la lucha contra el comunismo infiltró y controló a todos los sectores de la sociedad guatemalteca. El plan consistió en crear oficinas manejadas por personal militar, que se dedicaban a accesar la información confidencial de los guatemaltecos.

                Se instalaron oficinas de control en todas las aduanas, finanzas públicas, migración, puertos, aeropuertos y la compañía de teléfonos.

                La Policía Nacional también fue militarizada y desde sus mandos se dirigieron operaciones de violación a los derechos humanos, desapariciones forzadas y secuestros de miles de guatemaltecos, incluyendo periodistas.

                El control absoluto que los militares tuvieron sobre el país, los corrompió y muchos de los que pelearon la guerra se creyeron con el derecho de un botín. Lo que empezó con el control de la vida de los guatemaltecos, se transformó en una red del crimen organizado, en donde se manejaban contrabando, robo de vehículos, narcotráfico, secuestros, ilegales, asesinatos por encargo y desaparición de opositores políticos.

                En esta etapa, y en el marco de este dramático escenario, la prensa y los periodistas intentaron cumplir con su misión. El resultado fue el asesinato de sesenta y seis periodistas e interminable resulta la lista de los periodistas perseguidos, ametrallados en la vía publica, secuestrados, desaparecidos y exiliados que milagrosamente escaparon de la orgía de sangre.

Fueron periodistas con nombre y apellidos, que al ser abatidos dejaron hijos huérfanos, viudas o padres desamparados que aun enfrentan el trauma y los conflictos familiares. Además, en esta época se produjo el cierre de los medios independientes, se colocaron aparatos explosivos en otros y se ideologizo  la prensa.

                Luego vino una segunda etapa, donde la prensa de manera generalizada optó por la autocensura, que se tradujo en la publicación de noticias e información superficial e irrelevante. La prensa como institución seguía la política del avestruz e ignoraba la realidad con justificado temor y la población ignoraba en buena medida lo que sucedía.

                En el año de 1,986, Guatemala entra en un proceso de transición democrática eligiendo abrumadoramente a un gobierno civil.

                Sin embargo, durante estos quince años de democratización, las estructuras del Estado paralelo militar continúan intactas y su desarticulación y desintegración dista mucho del espíritu plasmado en lo que fueran los Acuerdos de Paz, que se firmo en 1996. Las violaciones a los derechos humanos persisten, ya no con la crueldad y la masividad de los anos 70 y 80, pero sí de manera selectiva y periódica.

                Inteligencia militar y sus respectivas dependencias, mantienen el poder, y si bien su rostro es efímero, ejercen una presión real tras el trono y han causado un incremento en la violencia en el país  por que se resisten a los cambios que la sociedad reclama.

                Aún en medio de esa vorágine de terror y delincuencia, la prensa guatemalteca ha roto con la autocensura, y ha establecido compromisos con la libertad y el fortalecimiento de un Estado de Derecho.

                En estos años de transición la prensa ha ido incluso, más allá de su función habitual y ha impulsado esfuerzos cívicos contra la impunidad y a favor de la depuración de los poderes del Estado, que culminaron con la renuncia de todos los congresistas y de la Corte Suprema en pleno, en cambios constitucionales, en renuncias de funcionarios públicos corruptos, incluyendo poderosos militares.

                Estos y otros esfuerzos de la prensa y de los periodistas, se han traducido a los largo de los últimos quince años, en intentos fracasados de los diferentes gobiernos de turno y de los grupos de poder en agredirlos, intimidarlos, amenazarlos, hostigarlos, asfixiarlos financieramente y más recientemente en descalificarlos y desacreditarlos.

                Para fortuna de los guatemaltecos -no obstante los tropiezos de siempre y los naturales gajes del oficio- hay prensa y periodistas para rato.

Los riesgos del periodismo de investigación

Amenazas

El año pasado, la llegada del Frente Republicano Guatemalteco al gobierno, presidido por el General Efraín Ríos Montt y otros militares acusados de participar en el conflicto armado, empeoraron la situación de la prensa.

                En lo que a amenazas y riesgos se refiere, ha existido un retroceso a las épocas de las dictaduras militares, donde los periodistas que criticaban al régimen eran amenazados, asesinados o difamados. Las amenazas y agresiones se han convertido en el pan de cada día para quienes hacemos investigación.

                Como nunca antes, el aparato estatal ha implementado campañas de desprestigio utilizando todos los canales de televisión y numerosas radios de corte oficialista, que son dirigidas por el actual ministro de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, Luis Rabbé, que ha sido acusado de corrupción y es cuñado de quien dirige el monopolio de los medios electrónicos.

Amenazas de muerte y agresiones

En 1992, durante el régimen del ex presidente Jorge Serrano Elías, hoy prófugo de la justicia guatemalteca y residente en Panamá, un grupo militar intentó convencer al gobernante de dar un autogolpe de Estado disolviendo el Organismo Judicial y el Congreso.

                En estos años Guatemala vivió una de las crisis más grandes de los últimos tiempos, en la que la prensa independiente jugó un papel trascendental para el retorno a la constitucionalidad.

                Sin embargo, no haberse plegado al gobierno le valió al en ese entonces presidente de Siglo Veintiuno, Jose Rubén Zamora un intento de agresión física e inclusive ser encañonado por el Jefe del Estado Mayor del Ejército y otro militar de alto rango.

                Esquelas de muerto, arreglos florales de tipo fúnebre, papeles anónimos y llamadas profiriendo amenazas de muerte estuvieron a la orden del día. Dos granadas fueron detonadas frente a las casas de dos directivos del diario e inclusive atacaron a balazos al presidente de este medio.

                Ocho años después, la situación no ha variado mucho. El mes pasado tres periodistas del módulo de investigación fuimos amenazados de muerte. Yo, en lo personal fui agredida y otro periodista encañonado con armas de grueso calibre, tras una publicación que sacó a luz pública que el presidente de un banco del Estado se enriquecía ilícitamente.

                Yo fui agredida por la espalda, cuando salía de cursar mis clases de Literatura en la Universidad, por un individuo que me amenazó con matarme a mí, a mi familia y a los reporteros si continuábamos con los reportajes.

                Días después, cuatro automóviles coparon el paso de un reportero del módulo de investigación y tras bajarse del auto pusieron ametralladoras en su cara y lo amenazaron con darle muerte a él y al equipo de elPeriódico si continuábamos las publicaciones.

                Las denuncias fueron interpuestas en los organismos competentes, y hemos tenido que llegar al extremo de mantener a un reportero custodiado con dos patrullas y cinco agentes de la policía para proporcionarle seguridad.

Asfixia financiera

Durante el gobierno de Álvaro Arzú, y tras la firma de la paz, surgió un comando antisecuestros que operaba en forma ilegal y que era dirigido desde el Estado Mayor Presidencial por militares. Además, muchos de sus funcionarios y familiares estuvieron involucrados en actos de corrupción y se enriquecieron ilícitamente.

                Cuando elPeriódico denunció estos hechos, el Presidente de la República enfureció y ejerció presión sobre los anunciantes publicitarios de elPeriódico y la Revista Crónica, para que no pautaran más.

                El mismo Presidente les enfatizaba que si apoyaban económicamente a estos medios, se interpretaría como que estaban en contra del régimen. Ante el temor de ser descalificados, muchos accedieron llegando a retirar la publicidad, al extremo de causar casi una asfixia económica a elPeriódico y la quiebra y cierre definitivo de la revista Crónica.

Intervenciones telefónicas y seguimientos

El año pasado, a escasos dos meses de haber asumido el gobierno eferregista, el módulo de investigación de elPeriódico descubrió que existía una red clandestina de inteligencia que era dirigida por el jefe de seguridad del Presidente de la República, un militar acusado de cometer múltiples violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado.

Este aparato de inteligencia se dedicaba a hacer intervenciones telefónicas y seguimientos a los opositores del régimen.

                Durante la investigación y tras su publicación, pudimos observar que vehículos polarizados, algunas veces sin placas, otras con placas del Estado o robadas, se paraban a la entrada de las oficinas y hacían seguimientos obvios con el fin de amedrentar. En muchas ocasiones se observó dentro de los autos a individuos que fotografiaban o filmaban a los miembros de la redacción.

                Luego, los teléfonos de los periodistas fueron intervenidos, las llamadas que uno realizaba a las oficinas del diario eran contestadas por la recepcionista de la Policía Nacional o de otra dependencia estatal; las líneas telefónicas se cruzaban e inclusive se llegaban a escuchar dentro de la conversación el sonido de las grabadoras y hasta de tonos de faxes. Luego vinieron las amenazas de muerte.

El fin de estos personajes ha sido espiar los movimientos de sus opositores, conocer su vida privada y familiar y luego extorsionarlos o chantajearlos.

                Gracias a un mensaje intimidatorio que fue dejado en mi buzón de mensajes del celular, la Misión para las Naciones Unidas logró establecer que el número del teléfono de quien llamó pertenecía a un allegado militar. Se interpuso una denuncia pública ante el Ministerio Público, que nunca fructificó.

Desprestigio

Durante el período de Arzú y Serrano inteligencia militar presentaba reportes falsos al Presidente de la República y su Gabinete para desprestigiar a los directores de los medios que les criticaban. Acusaciones de narcotráfico, supuestos intentos de complot y otros chismes infundados como el pago de dinero de los opositores, despertaban la furia de los gobernantes, que se declararon públicamente enemigos de la prensa. En 1,997, 14 organizaciones de prensa se unificaron para constituir un solo bloque de lucha y enfrentar las presiones oficiales.

                Sin embargo, durante el gobierno eferregista, las medidas han llegado más lejos y a extremos nunca antes vistos. En Guatemala, cuatro canales de televisión pertenecen al mexicano Ángel Remigio González, un financista de campaña del ahora Presidente de la República y cuñado del actual Ministro de Comunicaciones, Luis Rabbé, quien además fue director de los noticiarios locales. El otro canal, es estatal.

                Aprovechando el monopolio de los medios electrónicos, el Ministro de Comunicaciones inició una campaña de desprestigio contra periodistas de elPeriódico y Prensa Libre, luego de que fue publicado un reportaje donde se evidenciaba corrupción en el Estado y se denunciaba el monopolio televisivo.

                Los canales reprodujeron entrevistas con personas afines al régimen o políticos que aseguraban que la prensa escrita mentía, abusaba y calumniaba al gobierno. Su objetivo era hacernos perder la credibilidad.

                Al tiempo que hacía estos montajes televisivos, se envió hasta las oficinas de elPeriódico a una turba de gente que se hacían pasar como simpatizantes del Ministro Rabbé y que enfurecidos, con papeles en llamas, palos y botellas en mano intentaron ingresar a la sala de redacción para agredirnos por difamar supuestamente al funcionario.

                Reporteros, un colegio de párvulos que se ubica a la par de nuestras oficinas y los vecinos, vivimos momentos de terror donde creímos que íbamos a ser linchados. Se pidió protección a la policía, pero ésta acudió hasta que la turba se había marchado.

                Un grupo de reporteros y fotógrafos que se infiltró con los supuestos manifestantes logró determinar que los mismos no eran más que trabajadores del Ministerio de Comunicaciones y que habían sido transportados por carros del Estado.

                El ministro fue exculpado por el Presidente de la República, la denuncia obra en los tribunales de justicia y al parecer no se han iniciado investigaciones.

                El acoso de Rabbé y el gobierno han seguido a la orden del día, al extremo que el presidente de elPeriódico, Jose Rubén Zamora y Gonzalo Marroquín, de Prensa Libre han sido acusados a través de los canales de televisión de complotar contra el gobierno. Montajes de historietas anónimas donde se les acusa de ser empresarios fracasados, borrachos y conspiradores, aparecen todos los días en la pantalla chica.

                Un aspecto curioso es que el hermano del Ministro Rabbé funge como jefe de Inteligencia del Ejército, y es precisamente a él a quien se le atribuyen estos montajes con información tendenciosa y falsa.

                Junto con esta nueva herramienta antiperiodística, cabe mencionar que la inteligencia militar de este gobierno se dedica a fabricar rumores para desprestigiar a los periodistas y su vida personal. Las mujeres periodistas son acusadas de ser promiscuas; a los hombres de ser alcohólicos, degenerados o vendidos a la oposición.

Presión para despedir a directivos de la prensa

Otro riesgo que corre el periodista es la presión que ejerce el gobierno para que los directivos lo despidan del medio de comunicación. En épocas de Serrano y de Arzú, los mandatarios ejercieron presión para que el director de Siglo Veintiuno, Jose Zamora fuera despedido. Se citaba a los propietarios de los medios para exigirles el despido del periodista bajo amenaza de ser acusados enemigos del régimen. Gracias al apoyo de la comunidad internacional el esfuerzo de Serrano fue infructuoso. Pero en época de Arzú, las peticiones de despido se convirtieron en realidad y tras criticar al régimen de turno, Zamora fue removido de su puesto. Posteriormente, el diario entró en una fase de apoyo gubernamental.

                Más recientemente, la emisión televisiva Temas de Noche, dirigida por José Zarco y el programa Radial Punto de Encuentro, de Marielos Monzón fueron cerrados por presiones gubernamentales, tras criticar a las autoridades.

Elaboración de investigaciones paralelas donde se implantaba pruebas

En el régimen de Álvaro Arzú, también se creó un ente paralelo al sistema de justicia, denominado la OFICINITA. Este aparato que operaba en el Ministerio Público coordinaba que todas las investigaciones que tuvieran relación con militares o allegados del gobierno.

                Este grupo paramilitar infiltrado en el Ministerio Público desviaba la investigación, implantaba pruebas falsas y fabricaban historias para defender a los suyos y evitar que llegaran hasta los tribunales de justicia.

                Por esta época, el hermano de un columnista de elPeriódico fue asesinado brutalmente a inmediaciones de una base militar. Hugo Ordóñez, el columnista, relató que el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Marco Tulio Espinoza, ofreció favores del comando antisecuestros e inclusive la liberación del entonces secuestrado a cambio de que el presidente de elPeriódico, Jose Rubén Zamora aceptara conversar con él, pues la línea editorial de elPeriódico había denunciado los abusos de su gestión. Zamora no accedió a la entrevista y días después Ordóñez fue encontrado dentro de un pozo de agua, torturado y con un tiro de gracia. Las investigaciones posteriores fueron desviadas, con testigos falsos e implantación de pruebas, para exculpar a los principales sospechosos, los militares.

Censura directa

Durante el autogolpe de Serrano las oficinas de Siglo Veintiuno fueron rodeadas por 200 oficiales que con sus fusiles amenazaban con disparar. Por varios días el gobierno envió censores que pretendían revisar el contenido de las notas, pero éstos fueron rechazados y no se les dejó ingresar. Los periódicos tuvieron que circular clandestinamente e inclusive Siglo Veintiuno publicó una edición denominada Siglo Catorce, que aparecía en blanco y negro, evocando el regreso al siglo oscurantista.

Exilio

El periodista Omar Cano fue enviado a investigar tala ilegal de. A su llegada descubrió que un grupo de la base militar se dedicaban a la tala y exportación ilegal de los mismos. Al ser descubierto se inició una persecución en su contra para exterminarlo y se vio obligado a partir al exilio. Hace ocho años reside en Canadá. En plena democracia mas de cuatro periodistas han debido partir al exilio.

Cárcel e implantación de evidencias

En épocas de Serrano el columnista Hugo Arce, de Siglo Veintiuno, fue detenido en un retén. La policía le colocó dinamita y cocaína en su carro, luego sobre la base de estas pruebas formularon un parte policiaco falso e inmediatamente fue enviado a prisión.

Intervención electrónica

El sistema de computadoras del módulo de Investigación fue intervenido por personas desconocidas (hackers) para extraer información y conocer de antemano las publicaciones.

En un caso el ex jefe del Estado Mayor de la Defensa y el director de la Dirección de Inteligencia tenían en su poder copias de los documentos que los reporteros estaban elaborando para una publicación donde aparecían implicados.

En otros casos, principalmente cuando se programaban publicaciones que involucraban a militares, las computadoras registraban haber sido judicadas por desconocidos en horas de la madrugada y los documentos finales estaban alterados, con datos falsos o modificados.

En un caso extremo, se consiguió borrar un documento en la fase de pre-edición y cuando ya estaban diagramados y listos para ir a la imprenta.

Infiltración de Personal

Se ha conseguido detectar personal infiltrado por inteligencia militar o sectores de poder en distintas áreas elPeriódico, principalmente en la administrativa. Personas que son contratadas en bandos medios o bajos y que al tener acceso a las oficinas conocen Estas conocen los movimientos de quienes allí trabajan y están enteradas de los temas que se están elaborando. Por ello fue indispensable separar al Módulo de Investigación a un lugar privado.

Fafas o dinero a cambio de favores

El ex presidente Serrano quiso comprar con viajes y posiciones públicas a varios directores de medios. A otros altos ejecutivos, les daba una cuota mensual de diez mil quetzales para detener las críticas en su contra.

Mientras tanto, en el gobierno de Álvaro Arzú se ofrecía pautar anuncio y hacer contratos millonarios a cambio de no atacar al gobierno.

Durante le actual régimen eferregista, algunos funcionarios que han sido acusados de corrupción han intentado desprestigiar a los reporteros que investigan pregonando que éstos les pidieron miles de dólares en soborno a cambio no publicar.

Allanamientos a los medios y atentados a sus oficinas

En 1,997, la redacción del diario Al Día fue allanada y secuestrado el material informativo. Ese mismo ano el noticiero La voz de Peten sufrió un atentado incendiario

Muerte

Durante el conflicto armado fueron asesinados 66 periodistas. Durante transición democrática, si bien se ha detenido el numero de las víctimas, también ha cobrado la vida de 11 periodistas. En 1, 993, durante el periodo de Ramiro De León se producen crímenes contra el periodista Jorge Carpio Nicolle, Director del diario El Gráfico; Victor Cruz de Radio Sonora y Alberto Antoniotti, corresponsal de prensa internacional. En 1,997 fueron asesinados cuatro miembros de radio Campesina tras recibir amenazas.

Cómo protegerse

Triangulación

Cuando existen publicaciones delicadas, que pueden costar hasta la vida de los reporteros, es recomendable hacer triangulación con poderosos e influyentes medios de comunicación del extranjero, principalmente de países desarrollados.

                La idea es entregar la información a la prensa internacional y que ésta la publique en sus páginas. Luego, utilizando como fuente el medio extranjero se reproduce en el diario local la nota.

                Esta práctica puede dar protección al periodista y disolver responsabilidades y a la vez no se deja de publicar temas relevantes.

Cooperación horizontal entre medios locales e internacionales

Otro método es publicar notas de alto riesgo en dos o tres medios al mismo tiempo. Además, si la nota implica a algún país vecino se puede trabajar en conjunto con periodistas extranjeros. La idea es disolver responsabilidades y en ciertos casos, tener más impacto.

Equipo externo

A través de fundaciones prestigiosas se puede coordinar la visita de un equipo de periodistas investigadores del exterior. Ellos podrían desarrollar algún tema muy delicado, permanecer varias semanas o meses, salir del país y luego enviar la publicación.

Premios y redes del exterior

Los premios y reconocimientos en el exterior pueden servir para conseguir algún grado de inmunidad. A los gobiernos les da cierto temor las repercusiones internacionales que pueda tener un ataque hacia los miembros de la prensa que tienen reconocimiento en el exterior.

Construcción Network local e internacional

Es necesario organizar una red de apoyo internacional. Existen grupos que se dedican a brindar apoyo en los momentos de crisis. A través de cartas y visitas al país estas organizaciones logran ejercer presión sobre los gobernantes.

Denuncias ante Organizaciones de Prensa, Relatoría y Naciones Unidas

El acompañamiento de la comunidad internacional es relevante y de gran importancia. Ante cualquier amenaza es indispensable interponer la denuncia en los principales órganos de la defensa del periodista. Ellos se encargarán de ejercer presión y medidas cautelares para salvaguardar la vida de los amenazados. Este extremo es principalmente importante en los países subdesarrollados y con democracias frágiles.

Giras anuales

Embajadores o miembros de países amigos pueden ser un contacto para brindar asistencia a los periodistas en riesgo. A través de giras o congresos auspiciados por estos gobiernos se puede exponer en los distintos países que tienen importancia política para el país, la situación crítica de la prensa. Esto hará que el gobierno se comporte de manera más recatada y cuide sus pasos.

Seguridad del Estado sugerida por Naciones Unidas

Cuando existen amenazas, el Estado se encuentra en la obligación de brindarle protección al periodista, cuando los casos son extremos es necesario solicitar patrullas y equipo de seguridad para que el gobierno se comprometa frontalmente a la protección del agredido.

                Además, solicitar a la Relatoría de Naciones Unidas este apoyo ayudará a facilitar los trámites y garantizará más transparencia.

Solidaridad Gremial

Es indispensable tener contactos con individuos del gremio periodístico. En foros como estos se pueden establecer contactos que más adelante darán apoyo en los momentos de crisis y ayudarán al intercambio de información.

                Es importante que los periodistas aprendamos a darle el merecido espacio a todos los profesionales que en su carrera son amenazados y apoyarlos para que puedan tener la necesaria cobertura internacional.

Sistemas para prevenir infiltración en computadoras y celulares

El grupo estadounidense CryptoRights, ubicado en Canadá se dedica a brindar asesoría a periodistas que tienen problemas de intervención. Mediante un curso de criptología se enseñan métodos sencillos para evitar que las señales sean interceptadas.

 
IMPORTANCIA DE LA DISTINCIÓN ENTRE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN
Por: Pedro Anguita

En el Panel, denominado "Derecho a la Información", al cual he sido convocado me ha correspondido referirme a la distinción entre la Libertad de Expresión y la Libertad de Información, específicamente el contenido y alcance de las libertades de expresión e información, conforme a la legislación o doctrina latinoamericana.

Para analizar adecuadamente el tema señalado lo abordaré siguiendo el esquema que señalo a continuación.

I.              Definir cada una de dichas libertades y clasificarlas.

II.                   Se hace necesaria una explicación sucinta acerca de la evolución que ha experimentado esta Libertad desde fines del s. XVIII hasta nuestros días, es decir desde la Libertad de Expresión al Derecho a la Información, cuyo primer reconocimiento universal, y de profunda influencia en el mundo fue la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

III.        Situación actual de dicha libertad pública en nuestro continente americano, a la luz de la Declaración Americana de Derechos Humanos o también más conocida como Pacto San José de Costa Rica.

I.        Definiciones y clasificación.

            No es tarea fácil definir lo que se entiende por cada una de estas Libertades, puesto que hay tantas definiciones como autores se han dedicado a su estudio. Los conceptos difieren fundamentalmente dependiendo a que tipo de cada una de ellas presenta una serie de significados, fundamentalmente dependiendo fundamentalmente quienes es el sujeto titular, SUJETO; cuales son las facultades que se comprenden, lo que quiere indicarnos cual es el OBJETO.

La primera clasificación apuntara pues a esto último, es decir definiré las libertades de acuerdo a las facultades que se comprenden en cada una de estas Libertades tanto de Expresión como de Información.

La Libertad de Expresión se puede definir como el ejercicio y/o facultad de un derecho humano, fundamental, constitucional, (dependiendo de la concepción que se tenga de dicho derecho) a expresar y difundir libremente, esto es sin trabas, sin ser molestado, ideas y opiniones a través de la palabra, a través de escritos o cualquier otro método de reproducción, es decir comprendería la expresión en cualquier tipo de soporte, prensa escrita, radio, televisión, y a las nuevas tecnologías de la información, como Internet.

La Libertad de Información, se puede definir a su vez como el ejercicio y/o la facultad a comunicar y/o transmitir sin trabas, sin ser molestado, información por cualquier medio de difusión y soporte.

De acuerdo a otras opiniones, la Libertad de Expresión comprendería la libertad de Información pues el primero, la expresión sería el concepto más general más amplio más omnicomprensivo que incluiría la información, es decir no solamente se incluirían en la Libertad de Expresión, a las ideas, opiniones sino también las informaciones.  Este parece ser por otra parte el empleo que se da usualmente a la Libertad de Expresión, en el lenguaje corriente puesto que cada vez que ocurre algún atentado a la Libertad de Información, a la que están llamados a ejercer preferentemente los medios de comunicación por algún tipo de restricción en su ejercicio se suele invocar como un atentado a la libertad de expresión. Así toda los juicios por los cuales la Fiscalía rusa ejerce contra el dueño del conglomerado mediatico, se esgrime como un atentado a la libertad de expresión.  En este sentido, el corriente, el popular suele comprender a ambos términos, en los cuales no se precisa si se trata de opiniones, informaciones o ideas. 

II. Libertad de Expresión, Libertad de Información y Derecho a la Información.

Nuestra cultura, heredera de las culturas griega y romana, no consagro libertades o derechos vinculados a la libertad de expresión. Su concepción de libertad de expresión no dio lugar a elaboraciones conceptuales como si la hubo en otras actividades del hombre antiguo, por lo que no se defendió ni se reguló tal vez por la idea compartida en el mundo clásico sobre la existencia de derechos innatos, naturales anteriores al derecho positivo o legislado. La libertad de expresión la utilizaron los políticos, los autores de comedias y dramas en el teatro y por los jueces en aquellos sitios especialmente reservados para que impartieran justicia.

1.- Etapa de desconocimiento de libertades fundamentales en los Regímenes Absolutistas.

La libertad de expresión al igual que los demás derechos y libertades fundamentales, le son negados a los súbditos. El Estado Absoluto, donde se organizaba el Antiguo Régimen, ejerce su poder sin límites ni contrapesos, él detenta y se constituye como el único sujeto libre para informar, el resto excluido de esta libertad esta sometido a todo tipo de condiciones, exigencias, licencias y censuras previas.

2.- Etapa del sujeto empresario.

El titular de la Libertad de Información y de Expresión es el dueño de los medios de comunicación, la  persona que es capaz de reunir grande cantidades de recursos económicos y humanos, es el sujeto de la protección, la libertad de expresión es la libertad de los poderosos, esta libertad de información es la libertad de informar no la libertad de ser informado. Esta libertad de los siglos XVIII, XIX y XX, concebida y plasmada de clara connotación individualista, es la libertad de una minoría, de una elite como son los propietarios de los medios de comunicación y a ellos se dirigían las primeras declaraciones nacionales de derechos, cuya plasmaciones más representativas son:

En Inglaterra, La Petición de Derechos de 1628, (Petition of Rights), la influencia indirecta del Habeas Corpus Act de 1679, y la Declaración de Derechos (Declaration of Rights 1689), esta última que permitió al Parlamento, a solicitud de la Cámara de los Comunes, a no renovar el Estatuto de la Censura que finalizaba en el año 1695.

En EE.UU., La Declaración de Independencia de 04 de Julio 1776, que se refiere a ciertos derechos inalienables, enumerando entre ellos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, Declaración de Derechos de Virginia de 12 de Junio de 1776, que es la primera que enumera derechos del hombre, que en el referido a la libertad que nos ocupa, es el XII, "Que la libertad de prensa es uno de los grandes baluartes de la libertad y no puede ser restringida jamás, a no ser por gobiernos despóticos".

La primera enmienda de 1791, en el Bill of Rights: "El Congreso no dictará ninguna ley por la que se establezca una religión, o se prohiba ejercerla, o se prohiba ejercerla, o se limite la libertad de palabra, o la de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y pedir al gobierno la reparación de sus agravios".

La que sin embargo tiene una proyección e influencia mayor es la que efectúa La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, en su art. 11, en que lucha al "Antiguo Régimen", los revolucionarios consagran: "la libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciados del hombre; todo ciudadano puede por tanto, hablar, escribir e imprimir libremente, salvo la responsabilidad que el abuso de esta libertad produzca en los casos determinados por la ley".

3.- Etapa del sujeto Profesional. 

En esta etapa de la libertad de Expresión, el sujeto titular, es el Periodista. Consagrada y asegurada la libertad de Expresión de los propietarios de los medios, deviene ahora en la lucha de los que conforman las empresas periodísticas, dada la especial connotación de su trabajo, donde predomina el elemento intelectual, creativo de los trabajadores de la prensa. La empresa informativa se transforma en cuanto a su contenidos como a sus formas de difusión y da paso a grandes organizaciones empresariales. Los sujetos cualificados en el proceso de la redacción y difusión de contenidos noticiosos van reclamando derechos, como el secreto profesional y la cláusula de conciencia, a través de la elaboración de estatutos, originados principalmente en Inglaterra y Francia. En definitiva el sujeto titular de este derecho van siendo en el primer momento el empresario, y en esta segunda etapa en el sujeto profesional, aquellos informadores profesionales, que perciben la importancia y trascendencia de la función social y pública que desempeñan.

4.- Sujeto Universal.

Las etapas reseñadas, al colocar a distintos sujetos como titulares del disfrute de esta libertad fundamental, también puede responderse de otro modo; ¿Quién es el propietario de la información?. En esta etapa que según la doctrina se inicia con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el día 10 de Diciembre de 1948, que en su artículo 19 proclama:

"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión".

Esta declaración redactada por la Comisión de Derechos Humanos de la O.N.U., y aprobada por la Asamblea General, de carácter declarativo y no directamente vinculante con los países que suscribieron dicha declaración represento el comienzo de una nueva etapa.

Las anteriores concepciones de la libertad de Expresión como se puede apreciar no fueron suficientes para asegurar a todas las personas y ciudadanos el disfrute pleno de estar informados, se hace necesario en avanzar sobre otro fundamento sobre las cuales construir un nuevo derecho que asegure el ejercicio pleno por la ciudadanía de este derecho.

Este artículo proclama por vez primera en la historia del hombre, que toda persona, todo hombre tiene Derecho a la Información.

Se intenta pues con esta declaración superar las libertades de expresión y de información, ya consagradas anteriormente, que no podían satisfacer el goce de este sujeto universal a la información.

La libertad de expresión era una libertad concedida por y desde el poder y por lo tanto limitable y anulable por este.

La libertad de expresión era una libertad restringida a un grupo particular de sujetos: empresarios y periodistas. El derecho a la información es en cambio un derecho que corresponde a un sujeto universal, a todos los hombres.

La libertad de expresión era una libertad individual. El derecho a la información tendrá una connotación social, un derecho de todos, del público que dará en muchos casos el fundamento de prevalecer sobre otros derechos de raigambre individualista como el derecho al honor o a la fama.

Este nuevo derecho es redactado en un momento histórico donde aún se haya los escombros de la mayor guerra que ha existido en la historia de la humanidad, en términos de vidas humanas como materiales. Se reconoce en este contexto la función esencial que posee la información en la construcción de las sociedades humanas. Las causas de la guerra podía verse claramente aquella profunda manipulación de conciencias, gracias a una adecuada información.  De aquí en adelante la información deberá ser un vehículo importantísimo para el aseguramiento de la paz.

Todo esto no conduce por supuesto a que el concepto de libertad de expresión deba abandonarse, por el contrario, el derecho a la información debe descansar sobre la libertad de expresión.

El Estado como garantizador de estas libertades debe seguir con su función abstencionista de anular o amenazar las libertades ya reconocidas, por sus vías político-administrativas de modo preventivo, ejerciendo censura, premiando a aduladores o castigando a sus adversarios.

El derecho a la información se conceptualiza como aquel derecho que goza todo sujeto, todo hombre, toda persona, ya sea física o jurídica, sin consideración de edad, condición, nacionalidad, ocupación, ni en relación con los bienes que posea.

Las facultades que integran este derecho son fundamentalmente:

1.- Investigar informaciones y opiniones.         

2.- Recibir informaciones y opiniones.                       

3.- Difundir informaciones y opiniones.

Todas las cuales pueden ejercitarse separada o conjuntamente. Este planteamiento contiene algo muy innovador y original. El ciudadano ya no será un receptor pasivo de la información, sino también podrá investigar y difundir informaciones y/o opiniones. Esta ejercicio ciudadano en la investigación de la información ha ido fundando un nuevo derecho que poco a poco va perfilanzose en nuestras sociedades, como es el derecho de acceso a la información, que no sólo será exigible frente a los poderes o entes públicos sino también incluso y con justa razón a empresas privadas que cumplen determinados servicios domiciliarios a la población. Existe pues en perspectiva un enorme campo de fiscalización donde el sujeto de a pie se transforma en un controlador y vigilante en la transparencia de la gestión pública.

De tal modo la información adquiere un rol principal en nuestras sociedades democráticas puesto que todas las decisiones públicas requieren como condición fundamental e indispensable la existencia de una opinión pública libre e informada para poder conceder legitimidad a dichas decisiones de lo contrario dada la ausencia de este requisito, los demás derechos y libertades garantizados por el sistema democrático queda reducido a simples ejercicios formales de derechos, en especial los derechos políticos lo que socava el principio de legitimidad democrática.

III. Derecho a la Información en el ámbito americano.

El derecho a la información en nuestra América Latina era hasta hace pocos años como parte integrante del derecho interno de los estados. Los límites territoriales han actuado también como fronteras a este derecho a la información. Tanto la Declaración Universal, como los demás Pactos y Tratados de alcance regional que han homogeneizado y establecido ciertos criterios comunes en todos los países, no han sido hasta hace pocos años, introducidos al derecho interno de los países, o esto ha sido realizado parcialmente, lo que en definitiva no se han hecho plenamente efectivos los derechos y libertades que en dichas convenciones se han proclamado.

Un cambio fundamental se iba a producir en nuestro ámbito americano, que empezaría a cambiar dicho estado de cosas.

Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos.

En el mes de Mayo de 1948, las naciones de América se reúnen  en México y deciden adoptar una declaración sobre Derechos Humanos, denominada “Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre”, con el objeto que posteriormente pudiese ser redactada como convención. Esta declaración constituyó el primer documento internacional de los derechos humanos en el ámbito americano de carácter general.

Posteriormente en Noviembre de 1969, se celebra en San José de Costa Rica, la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, en la cual los representantes de los países miembros de la OEA, redactaron la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que entra en vigencia el 18 de Julio de 1978, por el deposito que hace el undécimo país del instrumento de ratificación de un Estado adherido a la Convención. Hoy 25 naciones han  ratificado o bien se han adherido a la Convención.

La entrada en vigencia de este Tratado regional representa la culminación de una etapa que se inicia a finales de la 2ª Guerra Mundial, con la adopción de la declaración sobre derechos humanos ya señalada.

Con el propósito de proteger los derechos fundamentales del hombre en el continente americano, la Convención determina la existencia de dos órganos con jurisdicción para conocer de vulneraciones de los derechos humanos, que son la Comisión que había sido creada en 1959, e iniciado sus funciones un año después, al haber aprobado el Consejo de la OEA su estatuto y elegido su primera integración y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

La Convención de este modo define atribuciones y procedimientos tanto de la Corte como de la CIDH, que con respecto a esta última conserva facultades adicionales y que son preexistentes a la Convención y que no derivan de ella, como el procesar peticiones individuales relativas a Estados que no son miembros de la Convención.

Estos órganos tienen como función principal la protección de los derechos humanos y para ello tiene competencia para conocer los casos en que alguno de los Estados que hayan ratificado la Convención o se hayan adherido a ella, sea responsable de la vulneración de los derechos humanos que estatuye la Convención.

Existen una serie de requisitos para la interposición de denuncias, como toda demanda que reclama resolución, y otras propias de tratados de naturaleza supranacional de la Convención, como es el agotamiento de los recursos de jurisdicción interna en el Estado presunto vulnerador de los derechos humanos.

La Convención en lo referido a las libertades de expresión y de información establece:

Art. 13. Libertad de Pensamiento y de Expresión.

1.  Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de elección.

2.  El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la Ley y ser necesarias para asegurar:

a.  el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o

b. la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

3.  No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios       indirectos,  tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias readioelectricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de informaciones o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

4.  Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.

5.  Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional.

Estos dos artículos se complementan con loa artículos 1°, que establece la obligación de los estados de respetar los derechos.

Artículo 1°. Obligación de Respetar los Derechos.

1.  Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas, o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

2.  Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano.

Por último, otro artículo que deviene fundamental a la ahora de interpretar y aplicar la convención es el artículo 2º, que señala.

Artículo 2°. Deber de adoptar disposiciones de derecho interno.

Si en el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1º no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades.

Habiendo transcurrido ya algunos años de funcionamiento tanto de la Comisión como de la Corte dentro de la Convención Americana de Derechos Humanos, a través de resoluciones, informes y sentencias que han ido emitiendo sucesivamente y que se vinculan al estudio de nuestras libertades de expresión y de información en nuestro ámbito americano, se puede afirmar quizás de un modo no temerario, que el denominado Derecho a la Información ha devenido en nuestros países americanos, por la aplicación e interpretación que tanto la Comisión, como la Corte han realizado de la Convención Americana de Derechos Humanos y no por la consagración vía constitucional y legal interna, lo que no deja de ser un hecho novedoso y particular de nuestra América.

Los pronunciamientos que tanto la Comisión como la Corte han realizado del artículo que consagra la Libertad de Expresión pueden citarse como transcendentes, sin que constituya una enumeración taxativa son:

Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

1.  Informe N° 22/94. 20/09/1994. Solución amistosa.  Verbitsky/Argentina.

2.  Informe Anual, año 1994, sobre la compatibilidad de las leyes de desacato y la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

3.  Informe N° 11/96. 03/05/1996. Caso Francisco Martorell/Chile.

4.  Informe N° 55/00. 02/10/2000. Caso Alejandra Matus y Otros/Chile.

5.  Caso Ivcher Bronstein/Perú.

Corte Interamericana de Derechos Humanos.

1.  Opiniones Consultivas.

a.  OC-5/85. Colegiación Obligatoria de Periodistas.

b. OC-7/86. Exigibilidad del Derecho a Rectificación o Respuesta.

2.  Sentencia. “La Ultima Tentación de Cristo”. 05/02/2001  (Olmedo Bustos y otros vs. Chile) 

Por la importancia de la materia resuelta y por ser la última de las sentencias emanadas por la Corte en materia de libertad de expresión, explicaré la controversia, la posición de las partes y los fundamentos del fallo que comparto plenamente.

 
LIMITES A LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN: VERACIDAD Y DIGNIDAD DE LAS PERSONAS
Por: Fernando Lincoln Guier
Agradezco a CELAP el honor de esta aquí entre Ustedes, comentando inquietudes y luchas de toda una vida profesional, reflexionando con el culto público una serie de temas que, desde el periódico costarricense LA NACION, he ido desarrollando a través de diversas glosas en la Página 15 de ese diario, y en multitud de alegatos desperdigados en muchas querellas penales entabladas contra el periodismo costarricense por culpa de una legislación caduca, obsoleta y que atenta y viola el Derecho Humano a la Libertad de Expresión. La ponencia trata sobre los límites a la Libertad de Información, supuestamente la veracidad y la dignidad de las personas, y es un manual de aciertos ajenos y yerros míos. El tema de hoy trata de una batalla iniciada específicamente en Inglaterra en el siglo XIII, al promulgarse la Carta Magna el 15 de junio de 1215 y eliminarse odiosas discriminaciones a losciudadanos.

            Los pueblos adelantan y, con igual empuje, retroceden. Fue en 1662 cuando recrudeció la lucha a favor de la libre emisión del pensamiento al promulgar el Parlamento el "Licensing Act", por lo que John Milton en el clásico folleto en su defensa, argumentó erigiendo en rango de fuero superior el principio que cito:

"Dadme libertad de saber, de hablar, de argüir libremente según mi conciencia, por encima de todas las libertades"

                Esos afanes libertarios cristalizaron posteriormente con el carácter de norma legal, en "La declaration des droits de l´homme et du citoyen" redactada por SIEYES y adoptada por la Asamblea Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, cuyo artículo 11 legisló así:

"La libre communication des pensées et des opinions est un des droit le plus precieux de l´homme: tout citoyen peut dont parler, écrire, imprimer librement"

                En el otro continente florecieron las enseñanzas del jurisconsulto inglés Sir William Blackstone, contemporáneo de la Guerra de Independencia norteamericana, y la I Enmienda de la constitución de ese nuevo país inspirada en su mensaje y redactada incluso literalmente por Thomas Jefferson, en carta privada dirigida al constituyente Madison, nació impecable:

"Congress shall make no law … abridging de freedom of speech, or of the press …"

            Breve enfoque de una historia fascinante que cuajó en nuestro siglo en diversas constituciones locales, y todavía mejor en importantes tratados internacionales de jerarquía algunas veces superior a las propias constituciones políticas de las naciones.

            Enumerémoslos concisamente antes de analizar los más destacados: el artículo 19 de la Declaración Universal de Derecho Humanos, del 10 de diciembre de 1948; el artículo 10 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, suscrito en Roma el 4 de noviembre de 1950; el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, suscrito en New York el 19 de diciembre de 1966.

            Concretamente en este continente merece destacarse, esencialmente por ser el alma de todo este sistema de protección al ser humano, al inicio el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales con sus Protocolos adicionales aprobados en resolución nº 2200 del 16 de diciembre de 1966 de Asamblea General de las Naciones Unidas y, por último, la obra magna: la Convención Americana sobre Derechos Humanos o PACTO DE SAN JOSE en noviembre de 1969.

* * *

            Además de la obligatoriedad jurídica de aquellas normas, los más connotados pensadores de esta centuria –y únicamente cito a Karl Popper por ser su pensamiento un hito fundamental de influencia avasalladora–, establecen en síntesis que la democracia se basa cardinalmente en la comunicación libre, la cual sólo es posible cuando se lleva a cabo a través de argumentos racionales que admitan poder ser falsos, procediendo así por conjeturas y refutaciones. Esa es la espina dorsal que anima la inviolabilidad del derecho a la información, y hace trizas la pretendida veracidad en la información.

            Entre las mejores delineaciones sobre el derecho de información, merece destacarse la opinión de Francesc de Carreras según cita que hace Lluís de Carreras Serra, en el sentido de que en la vastedad de la libre emisión del pensamiento, la genérica libertad de expresión, comprende dos derechos fundamentales: el de la autonomía de la opinión, y el de la libertad de información, la cual es de doble vertiente según se analiza luego.

            Y así es de preeminente importancia citar al Tribunal Constitucional español que ha elaborado una terminología cada día más precisa sobre las libertades de expresión y de información, diferenciándolas en un cuerpo cada vez más sólido y completo. Lejos estamos ya, al menos doctrinariamente, de la decadente tesis de que la libertad de información es asunto propio del Derecho Penal. Nació otra rama jurídica –El Derecho a la Información–, creciendo hoy con empuje y lozanía.

            La sentencia 107–88 hizo esa distinción al comentar la constitución española:

"Nuestra Constitución consagra por separado la libertad de expresión –art.20.1.a)– y la libertad de información –art. 20.1.d)– acogiendo una concepción dual, que se aparta de las tesis unificadora, defendida por ciertos sectores doctrinales y acogida en los artículos 19.2 del Pacto Internacional de Derecho Civiles y Políticos de Nueva York y 10.1 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales de Roma. Según esta configuración dual –que normativiza a nivel constitucional la progresiva autonomía que ha ido adquiriendo la libertad de información respecto de la libertad de expresión en la que tiene su origen y con cual sigue manteniendo íntima conexión y conserva elementos comunes–, la libertad del artículo 20.1.a) tiene por objeto la expresión de pensamientos y opiniones, concepto amplio dentro del cual deben también incluirse las creencias y juicios de valor; y el de la libertad del artículo 20.1.d) el comunicar y recibir libremente información sobre hechos, o tal vez más restringidamente, sobre hechos que puedan considerarse noticiables." 7

            Y para acentuar esos aspectos previo a referirme brevemente a la Convención Europea de Derechos Humanos de noviembre de 1950, y la Convención Americana sobre Derechos Humanos citada, es necesario glosar dos importantes fallos del referido Tribunal Constitucional español que con precisión afinan los conceptos.

            Invoco dos precedentes del Tribunal Supremo Español.

            Las sentencias 12–82, Antena 3 TV, y 51–89, capitán de Caballería, establecieron según la cita detallada que la libertad de expresión que proclama el artículo 20 en su apartado primero, es ante todo un derecho fundamental del que gozan por igual todos los ciudadanos protegiéndolos frente a cualquier injerencia de los poderes públicos que no esté apoyada en la Ley, e incluso frente a la propia Ley si ésta intentara fijar otros límites distintos de los que la Constitución admite. De este modo, el derecho a comunicar y recibir ideas y opiniones son derechos de libertad frente al poder, considerados comunes a todos los ciudadanos.

            Las libertades tuteladas en aquella norma no sólo son solo derechos fundamentales de cada persona, sino que también encarnan el reconocimiento y garantía de la opinión pública libre, elemento indispensable del pluralismo político en un Estado democrático, que por lo mismo trasciende el significado común y propio de los demás derechos fundamentales.

            Para nuestra satisfacción, el artículo 13 del Pacto de San José patrocina estos fueros esenciales en forma más amplia que el artículo 10 de la convención europea, según la exégesis que hace Eduardo García de Enterría.

Anchuroso en cambio es el contenido de la libertad de información y de opinión en la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos según lo predica el artículo 13, y la vigorosa interpretación dada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su Opinión consultiva nº 05–85, la cual magistralmente analizó todas las vertientes del derecho de información delimitando sus eventuales restricciones.

            Sus sentencias emitidas en proceso contencioso tienen plena y total validez jurídica por referirse a los Derechos Humanos, y recalco por ser de una trascendencia fundamental que sus opiniones consultivas igualmente son vinculantes, todo ello según un fallo de la Sala Constitucional costarricense del 9 de mayo de 1995 que estableció en síntesis, respecto a una importante opinión consultiva desdichadamente desdeñada por varios gobiernos:

"el reconocimiento por la Sala Constitucional de la norrmativa de la Convención Americana de Derechos Humanos, en la forma en que la interpretó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su Opinión Consultiva OC–05–85, resulta natural y absolutamente consecuente con su amplia competencia."

            Consecuentemente, es imprescindible profundizar en los razonamientos de esa opinión consultiva que resume magistralmente, todo el contenido y los alcances del derecho de información, el tema fundamental de este comentario, para dilucidar límites a la información referidos a la veracidad y a la dignidad personal.

            Los párrafos de la precitada opinión consultiva (¶ 66 y 67) sostienen –insisto que en un enfoque diametralmente opuesto a la normativa europea–, que los principios esgrimidos en Europa para obstaculizar la libertad de información, en nuestra Corte Interamericana de Derechos Humanos más bien son el alma en la tarea de fortalecer los regímenes democráticos, plenos de transparencia informativa.

            Hago una cita extensa pues estos dos párrafos son la substancia de un concepto aún más amplio: la libre emisión del pensamiento condensado por el ideal de la civilización occidental que se viene construyendo a partir del genio griego.

"66.- Es posible entender el bien común, dentro del contexto de la Convención, como un concepto referente a las condiciones de la vida social que permiten a los integrantes de la sociedad alcanzar el mayor grado de desarrollo personal y en la mayor vigencia de los valores democráticos. En tal sentido, puede considerarse como un imperativo del bien común la organización de la vida social en forma que se fortalezca el funcionamiento de las instituciones democráticas y se preserve y promueva la plena realización de los derechos de la persona humana. "67.– No escapa a la Corte, sin embargo, la dificultad de precisar de modo unívoco los conceptos de ' orden público' y 'bien común', ni  que ambos conceptos pueden ser usados tanto para afirmar los derechos de la persona frente al poder público, como para justificar limitaciones a esos derechos en nombre de los intereses colectivos. A este respecto debe subrayarse que de ninguna manera podrían invocarse el 'orden público' o el ''bien común' como medios para suprimir un derecho garantizado por la Convención o para desnaturalizarlo o privarloo de contenido real (ver art. 29.a de la Convención). Esos conceptos, en cuanto se invoquen como fundamento de limitaciones a los derechos humanos, deben ser objeto de una interpretación estrictamente ceñida a las 'justas exigencias' de una ' sociedad democrática' que tenga en cuenta el equilibrio entre los distintos intereses en juego y la necesidad de preservar el objeto y fin de la Convención."

            Y en esa tesitura que desmoronó los argumentos de diversos tratadistas y mucha jurisprudencia mundial que invocaba conceptos indefinidos para restringir fueros humanos, en el ¶ 69 que literalmente inserto, la Corte Interamericana razonó que el mismo concepto de orden público reclama que, dentro de una sociedad democrática, se garanticen las mayores posibilidades de circulación de noticias, ideas y opiniones así como el más amplio acceso a la información por parte de la sociedad en su conjunto. La libertad de expresión se inserta en el orden público primario y radical de la democracia, razón por la cual no es concebible sin el debate libre y sin que la disidencia tenga pleno derecho de manifestarse, sea veraz o hiera algunas honras personales, limitándose cualquier restricción únicamente a la vida íntima de las personas privadas, nunca a los funcionarios públicos.

* * *

            El derecho a comunicar información por cualquier medio de difusión, por consiguiente, constituye la vertiente de la libertad de información propiamente dicha o libertad de información activa. Pero en su doble carácter, el fuero de recibir información o derecho de recibir información pasiva, tiene ya plena acogida en la doctrina y en la jurisprudencia mundial.

            Ahondando sobre la exigencia de una información veraz, basta con invocar el precedente de la Suprema Corte estadounidense que eximió de responsabilidad penal al periodista que incluyó un dato errado o falso, si ex ante actuó con la diligencia profesional debida y la convicción de ser veraz su noticia, aunque luego se comprobara el error o la falsedad.

            De especial relevancia son las consideraciones que contienen el famoso fallo New York Times v. Sullivan –376 US 254 (1964)–. Ese bastión fue ampliamente reafirmado en nuestra lengua española por el Tribunal Constitucional español, a partir de la sentencia 67–88 (Crespo).

            Para cerrar estas reflexiones nuevamente extracto el ¶ 77 de aquella insustituible opinión consultiva, en el sentido de que el bien común reclama la máxima posibilidad de información por ser ejercicio pleno del derecho de expresión. Resulta en principio contradictorio invocar una restricción a la libertad de expresión como un medio para garantizarla, porque es desconocer el carácter radical y primario de ese derecho inherente a cada ser humano individualmente considerado, y atributo igualmente de la sociedad en su conjunto.

            Un sistema de control al derecho de expresión en nombre de una supuesta garantía de la corrección y veracidad de la información que la sociedad recibe, puede ser fuente de grandes abusos y, en el fondo, viola el derecho a la información que tiene esa misma población.

En la Declaración de Santiago adoptada en abril de 1998, los Jefes de Estado y de Gobierno señalaron expresamente:

“Coincidimos en que una prensa libre desempeña un papel fundamental [en materia de derechos humanos] y reafirmamos la importancia de garantizar la libertad de expresión, de información y de opinión. Celebramos la reciente constitución de un Relator Especial para la Libertad de Expresión, en el marco de la Organización de los Estados Americanos.”

            En esta misma cumbre, los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas expresaron su compromiso de apoyar la Relatoría para la Libertad de Expresión. Sobre el particular, en el Plan de Acción de la citada cumbre se recomendó lo siguiente:

“Fortalecer el ejercicio y respeto de todos los derechos humanos y la consolidación de la democracia, incluyendo el derecho fundamental a la libertad de expresión, información y de pensamiento, mediante el apoyo a las actividades de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en este campo, en particular a la recién creada Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.”

Se reitera aquí el informe de la Relatoría de abril del año 2000 que hace mención al hecho frecuente de que, tanto la Comisión como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, han abordado el estudio del papel fundamental que juega la libertad de expresión e información para el desarrollo de la democracia. En la opinión consultiva ya invocada, la Corte señaló específicamente que la libertad de expresión e información, “es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática. Es indispensable para la formación de la opinión pública (…) Es, en fin,  condición para que la comunidad, a la hora de ejercer sus opciones, esté suficientemente informada. Por ende, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre”.

Además la Corte ha declarado que, dado que la libertad de expresión e información y pensamiento es la piedra angular del sistema democrático y a su vez la base del debate público, la Convención Americana le otorga un “valor sumamente elevado” y reduce al mínimo toda restricción. Por lo mismo es interés del “orden público democrático” que se respete escrupulosamente el derecho de cada ser humano de expresarse libremente tal como está concebido por la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

            En igual tesitura, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha dicho:

La aplicación de leyes para proteger el honor de los funcionarios públicos que actúan en carácter oficial les otorga injustificadamente un derecho a la protección de la que no disponen los demás integrantes de la sociedad. Esta distinción invierte indirectamente el principio fundamental de un sistema democrático que hace al gobierno objeto de controles, entre ellos, el escrutinio de la ciudadanía, para prevenir o controlar el abuso de su poder coactivo. Si se considera que los funcionarios públicos que actúan en carácter oficial son, a todos los efectos, el gobierno, es precisamente el derecho de los individuos y de la ciudadanía criticar y estructurar las acciones y actitudes de esos funcionarios en lo que atañe a la función pública.”

Y agregó:

Es más, la Comisión observa que contrariamente a la estructura que establecen las leyes de desacato en una sociedad democrática, las personalidades políticas y públicas deben estar más expuestas –y no menos expuestas- al escrutinio y la crítica del público. La necesidad de que exista un debate abierto y amplio, crucial para una sociedad democrática, debe abarcar necesariamente a las personas que participan en la formulación y la aplicación de la política pública. Dado que estas personas están en el centro del debate público y se exponen a sabiendas al escrutinio de la ciudadanía deben demostrar mayor tolerancia a la crítica.”

La primera derivación de este sistema dual de protección es la necesidad de revisar las leyes de desacato y las otras denominadas leyes de difamación, para adecuarlas al artículo 13 de la Convención Americana. Al respecto la Comisión señaló:

“… en conclusión, la Comisión entiende que el uso de tales poderes para limitar la libertad de expresión de ideas se presta al abuso, como medida para acallar ideas y opiniones impopulares, con lo cual se restringe un debate que es fundamental para el funcionamiento eficaz de las instituciones democráticas. Las leyes que penalizan la expresión de ideas que no incitan a la violencia anárquica son incompatibles con la libertad de expresión y pensamiento consagrada en el artículo 13 y con el propósito fundamental de la Convención Americana de proteger y garantizar la forma pluralista y democrática de vida”.

Asimismo, la Comisión indicó al glosar a la Corte Interamericana, que la referencia constante a la democracia en los artículos 29 y 32 indica que las disposiciones de la Convención son vitales para la preservación y el funcionamiento de las instituciones democráticas y las “justas exigencias de la democracia deben orientar su interpretación”. De manera que la interpretación de las restricciones a la libertad de expresión e información deben “juzgarse haciendo referencia a las necesidades legítimas de las sociedades y las instituciones democráticas” dado que la libertad de expresión e información es esencial para toda forma de gobierno democrático.

La Comisión según cita de la Relatoría Especial sobre Libertad de Expresión ya referida, dijo:

"(…) En la arena política en particular, el umbral para la intervención del Estado con respecto a la libertad de expresión e información es necesariamente más alto debido a la función crítica del diálogo político en una sociedad democrática. La Convención requiere  que este umbral se incremente más aún cuando el Estado impone el poder coactivo del sistema de la justicia penal para restringir la libertad de expresión. En efecto, si se consideran las consecuencias de las sanciones penales y el efecto inevitablemente inhibidor que tienen para la libertad de expresión, la penalización de cualquier tipo de expresión sólo puede aplicarse en circunstancias excepcionales en las que exista una amenaza evidente y directa de violencia anárquica.”

Y en la cardinal EVALUACIÓN SOBRE EL ESTADO DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN EL HEMISFERIO de abril del año 2000, la Relatoría expuso:

“La libertad de expresión e información en el hemisferio ha mejorado notoriamente en comparación a décadas pasadas cuando los regímenes dictatoriales o autoritarios restringían fuertemente la libertad de expresión e información. Sin embargo, en muchos Estados, la libertad de expresión e información aún se encuentra amenazada, ya que no se ha creado un clima propicio para su efectiva protección y desarrollo. Una gran variedad de factores han contribuido a esta situación. Entre ellos las leyes contrarias a la Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales; así como también, la utilización del poder judicial como mecanismo de hostigamiento e intimidación de periodistas y la censura previa Por ejemplo, en muchos Estados del hemisferio siguen existiendo leyes que consagran la figura del desacato; se sigue utilizando el tipo penal de injurias y calumnias para perseguir judicialmente a periodistas Sobre el particular, el Relator Especial quiere resaltar que, de conformidad al artículo 2 de la Convención Americana, los Estados tienen la obligación de adoptar las “disposiciones legislativas o de otro carácter necesarias, si no existieren, para garantizar y hacer efectivos los derechos y libertades establecidos en la Convención Americana.” Sobre el particular, la Corte ha dicho que “todo Estado tiene el deber jurídico de adoptar las medidas necesarias para cumplir con sus obligaciones conforme al tratado, sean dichas medidas legislativas o de otra índole.”

Y el informe anual de la Relatoría sostiene el sistema dual de protección de personas públicas y personas privadas, lo siguiente:

“El derecho a la libertad de expresión e información es uno de los principales mecanismos que tiene la sociedad para ejercer un control democrático sobre las personas que tienen a su cargo asuntos de interés público.  Por consiguiente, cuando se restringe la libertad de expresión e información se impide o limita el control de la ciudadanía sobre los funcionarios públicos y se transforma a la democracia en un sistema donde el autoritarismo encuentra un terreno fértil para imponerse sobre la voluntad de la sociedad.

La democracia representativa exige que los funcionarios públicos, o todas aquellas personas que están involucradas en asuntos de interés público, sean responsables frente a los hombres y mujeres que representan. Los individuos que conforman una sociedad democrática delegan en los representantes el manejo de los asuntos de interés para toda la sociedad.  Pero la titularidad sobre los mismos se mantiene en la sociedad, la cual debe contar con un derecho amplio para monitorear con las mínimas restricciones posibles el manejo de los asuntos públicos por parte de los representantes.

La necesidad de un control completo y eficaz sobre el manejo de los asuntos públicos como garantía para la existencia de una sociedad democrática requiere que las personas que tengan a su cargo el manejo de los mismos cuenten con una protección diferente frente a las críticas que la que tendría cualquier particular que no esté involucrado en asuntos de interés público. La jurisprudencia europea, al igual que la de Estados Unidos, comparte este principio de distinción en el nivel de protección otorgada a la persona pública y privada. En el caso Lingens, la Corte Europea expresó que “los límites de la crítica aceptable deben ser más amplios con respecto a un político como tal que con relación a un individuo particular. Ya que el primero expone su persona a un escrutinio abierto de sus palabras y actos tanto por la prensa como por el público en general y, en consecuencia, debe demostrar un mayor grado de tolerancia”.

Y en cuanto a la doctrina de la Real Malicia, acentuó lo siguiente:

“El sistema dual de protección se traduce en la práctica en la imposición de sólo sanciones civiles en aquellos casos en que exista información falsa y producida con “real malicia“. En el caso The New York Times c/ Sullivan la Corte Suprema de Estados Unidos dijo: “Las garantías constitucionales requieren una norma federal que prohiba a un funcionario público ser indemnizado por razón de una manifestación inexacta y difamatoria referente a su conducta, como tal, a menos que pruebe que fue hecha con real malicia, es decir, con conocimiento de que eran falsas o con una gran despreocupación acerca de su verdad o falsedad …

En el informe de la Comisión sobre las leyes de desacato, si bien no se hace mención expresa a la doctrina de la real malicia, es posible concluir que ésta es aceptada por la Comisión, a partir del momento en que se reconoce el principio de mayor escrutinio de las figuras públicas y se afirma que la exceptio veritatis no es una defensa suficiente para garantizar adecuadamente la libertad de expresión …”

Acorde con la recia y sana doctrina expuesta se recomendó la despenalización de las leyes de desacato, difamación e injurias:

Una interpretación del artículo 13 y del Informe sobre Desacato dentro del contexto democrático que se menciona al comienzo, tiene como consecuencia la necesidad de revisar principalmente las leyes que tienen como objetivo proteger el honor de las personas (comúnmente conocidas como calumnias e injurias). En el informe sobre desacato se hace indirectamente referencia a este tipo de legislación cuando se expresa que: “El tipo de debate político a que da lugar el derecho a la libertad de expresión e información generará indudablemente ciertos discursos críticos o incluso ofensivos para quienes ocupan cargos públicos o están íntimamente vinculados a la formulación de la política pública. De ello se desprende que una ley que ataque el discurso que se considera crítico de la administración pública en la persona del individuo objeto de esa expresión afecta a la esencia misma y al contenido de la libertad de expresión.”

           

En cuanto a la esfera penal, la Relatoría recomienda que se deroguen las leyes sobre calumnias e injurias cuando se presenten las circunstancias mencionadas anteriormente. Nuevamente, la despenalización de estas figuras es coherente con la interpretación del artículo 13 que hace la Comisión en el Informe sobre desacato. Indudablemente, la penalización de las expresiones dirigidas a los funcionarios públicos es una sanción desproporcionada con relación a la importancia que tiene la libertad de expresión e información dentro de un sistema democrático.

            Y concluye la Relatoría:

“La mención de la Comisión al escrutinio mayor de funcionarios públicos o personas públicas se explicó en la sección anterior. En cuanto a la aceptación de la exceptio veritatis, es decir la posibilidad de probar la verdad de lo manifestado, la Comisión llegó a la conclusión de que ésta no es suficiente: “Inclusive las leyes que permiten esgrimir la verdad como defensa inhibe inevitablemente el libre flujo de ideas y opiniones al transferir la carga de la prueba al que expresa sus opiniones.”

Y en la DECLARACON de PRINCIPIOS emitida por la Comisión Interamericana en su período 108 de sesiones ordinarias, condensó el tema esencial de esta ponencia –la veracidad y la dignidad–, estableciendo la diferencia cardinal entre funcionario público, persona privada actuando voluntariamente en asuntos nacionales, y persona privada respecto a sus asuntos íntimos, sin conexión con los intereses generales de una nación. Expresó que los funcionarios públicos están sujetos a un mayor escrutinio por parte de la sociedad, y que las leyes de privacidad o el desacato, y, obviamente las similares con el fin de ocultarle a la opinión pública los asuntos públicos mediante la intimidación penal, infringen el artículo 13 de la Convención Americana. Por lo mismo únicamente es lícita la imposición de sanciones civiles en los casos en que la persona ofendida –sea funcionario público o persona pública o particular, involucrada voluntariamente en asuntos de interés nacional–, prueba aboliéndose así la deleznable excepción de prueba de la verdad, que el comunicador además de la intención de infringir daño, tuvo pleno conocimiento de que estuvo difundiendo noticias falsas, o se condujo con manifiesta negligencia en la búsqueda de la verdad o falsedad de las mismas. Además, la opinión es libre pues no es ni cierta ni falsa: simplemente una opinión.

* * *

            Estas han sido las inquietudes de mi vida profesional. Nuevamente invoco aquí el pensamiento más sublime sobre estos temas gravado, en gruesas letras de bronce, alrededor de la cúpula del monumento de mármol blanco erigido a Thomas Jefferson a la par del caudaloso río Potomac allá en Washington, que resume las aspiraciones y compromisos de todos nosotros:

"He jurado sobre el altar de Dios, hostilidad eterna a cualquier forma de tiranía sobre la mente del hombre."

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7 Ob. cit, pág. 40.

 
DIMENSIÓN SOCIAL DEL DERECHO A LA INFORMACIÓN Y OPINIÓN PÚBLICA

Por: Ana María Miralles Castellanos
Universidad Pontificia Bolivariana
Medellín – Colombia
anamira@logos.upb.edu.co

Los problemas clásicos de la conquista de la libertad de pensamiento y de expresión han sido superados de manera casi universal. La defensa de esos derechos por parte de los profesionales de la información frente a los gobiernos no es el punto central del debate porque con algunas intermitencias en algunas partes del mundo, el momento histórico de universalización y expansión de esos derechos es hoy  incontestable.

Por eso en la actualidad lo fundamental es la dimensión social , el para qué y el para quién de esas libertades e  incluso  se plantea su defensa  ya no frente a los gobiernos más o menos democráticos, sino frente a los propios periodistas y medios de comunicación que no pocas veces resultan conculcándolos.

El desplazamiento que ha habido en la idea va:

  1. De entender esos derechos en cabeza de los medios como garantes de una idea de democracia que necesita consolidarse como gobierno representativo de los intereses colectivos de los ciudadanos, pero que no contempla la participación.
  2. Entender que la democracia lo que requiere es que la información garantice construir ciudadanía y opinión pública. Aquí está la nueva relación del derecho a la información y la democracia: permitir que los ciudadanos puedan ejercer formas de la democracia participativa porque hoy es imposible que se gobierne de espaldas a la opinión pública.

La opinión pública como aspecto central de la democracia presupone tres condiciones según Giovanni Sartori: libertad de pensamiento, libertad de expresión y policentrismo, es decir, pluralidad de fuentes de información, porque la opinión pública interactúa con flujos de información,[1] de allí deriva su interés, insumos para construirse de forma autónoma, aunque el producto resultante sea mucho que información.

Por eso es tan importante discutir la siguiente hipótesis: la información, tal como está siendo manejada en los medios masivos de comunicación, no es suficiente para generar opinión pública.

En primera instancia, dar noticia de los hechos más importantes y por lo tanto poner los asuntos comunes de conversación es ya una forma de crear el ambiente propicio para que exista la opinión pública. Lo decía el sociólogo francés Gabriel Tarde: ese es el verdadero poder social de los medios.

Sin embargo, el tratamiento de la información está lejos de lograr justamente que la gran conversación tenga lugar. Sartori señala acertadamente los tres grandes problemas de la información periodística:

·      Insuficiencia cuantitativa (o su contracara: exceso de    información) : este tipo de problema afecta a la formación de opinión pública porque en ambos casos la información no es suficiente: es incompleta, no abarca los temas necesarios, o confunde y abruma, por otro lado. Es la pérdida de sentido de la información para que sea verdad lo que se ha dicho siempre del periodismo: que es motor del diálogo social, tal como nos lo enseñaron teóricamente en clase.

·      Tendenciosidad: información parcializada. La defensa frente a esta crítica se formula desde el principio liberal del pluralismo. La diversidad de contenidos provenientes de diferentes medios de comunicación funciona como la posibilidad de contrarrestar las informaciones que cada medio no contrasta.

·      Pobreza cualitativa: es señalado por Sartori como el más grave de los tres.

Justamente desde este tercer punto de vista, el de la pobreza cualitativa es que se desprenden los que a nuestro juicio son los 10 principales problemas que impiden la formación de una opinión pública democrática desde el ejercicio del periodismo.

1.       Las noticias leen al poder: la naturaleza de las noticias hace que se orienten hacia el poder: el ejercicio del periodismo desde el modelo general de la noticia, cuyos protagonistas están casi siempre en posiciones de poder, sirve sí para una función pública muy importante, como la de hacer visible lo que hacen los protagonistas. Visibilizar al poder frente a los electores es una función clásica de la información. Pero como eje predominante de la actividad informativa, ha contribuido a crear espectadores más que actores. La noticia es el principal producto de consumo de los medios. En ella los ciudadanos rara vez salen como protagonistas: la mayoría de las veces lo hacen como víctimas del poder , de la naturaleza o de otros ciudadanos. Acaban no sólo mostrando lo que hace el poder, sino convirtiéndolo en espectáculo, en algo para ser observado como una realidad que compete a otros. 

Solamente los líderes de opinión tienen un espacio. Hay una relación simbiótica entre periodismo y líderes de opinión: suministran el material informativo atractivo para el consumo de las masas. De cierto modo, esto produce lo que podría ser una de las perspectivas de la “espiral del silencio”[2]: hay una opinión predominante por efectos de los medios y de los periodistas, que pretende representar toda la realidad cuando solamente representa una parte de ella. Se produce entonces la “consonancia irreal”. Una de las tensiones básicas que esto produce es la de una mayoría silenciosa frente a la opinión predominante, no necesariamente mayoritaria.

2.       El modelo bipolar de la información. Daniel Yankelovich[3], quien ha trabajado toda su vida con los sondeos de opinión, después de muchos años de experiencia llegó a la conclusión de que las posiciones extremas, las dos caras de la noticias, el blanco y el negro son más las posiciones de los poderes y de los periodistas, mientras que las opiniones reales de la ciudadanía están en una zona mayoritariamente intermedia de matices de gris.

Los modelos de confrontación bipolar se han creído incluso la base del concepto de objetividad en periodismo: la forma de presentar con objetividad los hechos es motrar una versión y la contraria. No se trabaja con otros aspectos y con otros actores. Incluso los debates se arman sobre este modelo bipolar: el que defiende una idea y el que la ataca. La ley de los opuestos. Se le pide al periodista entonces que entreviste a la parte  y a la contraparte y entonces la objetividad resulta de la bipolaridad y no de la proximidad a la realidad y sus matices. Por estar en el juego de los dos extremos, la ciudadanía no encuentra sus propias interpretaciones reflejadas allí y tampoco se siente partícipe de esa especie de juego de tenis en que la bola pasa de lado a lado del campo y los espectadores giran la cabeza permanentemente como único movimiento posible.

3.       Crisis de la representación política: fomentada desde los medios, la confusión de lo político e incluso de lo público con lo partidista ha restringido el ámbito de acción en lo público a los partidos políticos, esas casas que ya desde la década de los 50 fueron la evidencia mayor de que  la crisis de la representación política estaba comenzando. Por mucho tiempo fueron dueños y señores de lo público, con un segundo plano de los periodistas. Pero la crisis de la representación dejó al descubierto la debilidad de los partidos para representar ideológica y políticamente a los ciudadanos. Cada vez más casas de empleo y fortines burocráticos, la representación de los partidos políticos en los gabinetes y en los parlamentos tuvo su apogeo en la época de lucha contra el poder absoluto de la corona, pero se fue debilitando a medida que penetramos más en el sistema democrático que ya no se define únicamente por las elecciones, sino por la determinación y negociación real de las prioridades del colectivo o de los colectivos.

En el contexto de esta crisis de la representación política, la aparición en escena de la comunicación política –concepto básico para la autonomía de la opinión pública- se presenta no como la sustitución de la política sino como la posibilidad de existencia de la política en las sociedades contemporáneas. Tres, dice D. Wolton[4], son los actores que pueden expresarse legítimamente en público sobre lo público: los políticos, los periodistas y los ciudadanos a través de la opinión pública. Ni políticos ni periodistas representan ya a la opinión pública: es un sector autónomo de deliberación que  si bien no se agota en los sondeos, tuvo en ellos el deslinde necesario del periodismo y de la política. Este es uno de los principales retos que tiene el periodismo: reconocer la autonomía de la opinión pública.

4.       El concepto abstracto que el periodismo tiene de la opinión pública y el temor frente a su  materialización sociográfica. Los sondeos apenas si alcanzan a constituir una excepción en la problemática relación medios de comunicación- opinión pública. Cuando la opinión pública no era autónoma del periodismo (en el siglo XVIII) ni de los políticos, se generó la idea de que ambos sectores representaban a la opinión pública. Sin embargo, desde que por los años de la década de 1930 se  hicieron los primeros sondeos de opinión, se empezó a avizorar que la opinión pública algún día tomaría una forma autónoma. En principio contratados por políticos y por periodistas, el auge de los sondeos ha sido tal gracias a estos dos sectores. Saber las tendencias del electorado fue una de las primerísimas tareas de los sondeos. Interesados por los resultados - como siguen siéndolo hoy en día- para poder moverse desde la esfera política y periodística en relación siempre con el poder (más que realmente con la ciudadanía).

Sin embargo, el tomar los sondeos como punto de llegada y no de partida para mejores análisis de lo que realmente piensa la ciudadanía, trabajar con preguntas cerradas de tal manera que se obtienen respuestas y no opiniones[5], creer que en la suma de las opiniones individuales hay una construcción colectiva es uno de los grandes reduccionismos en torno a la idea de opinión pública. Tal como reconoce D. Wolton, los sondeos son importantes para conocer las tendencias de opinión ciudadana, pero no son equiparables a la opinión pública. Para el periodismo resultó muy cómoda desde el principio una postura aún no abandonada de una noción abstracta de opinión pública que les servía en sus discursos para enfrentarse o aplaudir al poder, sin molestarse realmente en establecer qué pensaba esa opinión pública.

Esa es la incomodidad que ha generado el periodismo público en el periodismo tradicional: el primero no supone lo que piensa la opinión pública, diseña mecanismos para establecerlo y trabajar con esas visiones. El periodismo tradicional aún trabaja con una idea de opinión pública que coincida con sus propias visiones, como una entidad que no tiene materialización.

5.       No entender el problema de los públicos en opinión pública como una de las tareas centrales del periodismo contemporáneo. El periodismo como constructor de públicos más que de audiencias es la propuesta del periodismo público. Aún en medio de procesos unilaterales de información, más allá de los sondeos, más allá del cliente o consumidor (para pasar al ciudadano), se busca involucrar a los ciudadanos del común en los asuntos de interés público. Con información concebida para la participación ciudadana, los periodistas provocan en los ciudadanos procesos de deliberación que llevan a la construcción de la agenda de prioridades de la ciudadanía que buscará ejercer una influencia sobre el poder. La relación aquí es clara: la información cambia desde sus objetivos, sus protagonistas y sus formas narrativas. Todo está previsto para abrir el debate, la construcción e interacción de discursos[6].

El periodismo tradicional, al trabajar con la noticia como el modelo central para la transmisión de informaciones, presenta los hechos distantes de las necesidades de los lectores, telespectadores o radioescuchas, además de que desde el  punto de vista narrativo la noticia es una historia que ya pasó (en la prensa) o está sucediendo (radio y televisión), pero los ciudadanos solamente pueden interactuar a partir de formas de pseudo participación: vox pop, llamadas telefónicas al aire o sondeos para responder con un “si”  un “no” o un “no sabe no responde”.

La clave para la construcción de  públicos pasa por un cambio en el ritmo de la información: se aplica la lupa a un tema de actualidad y de interés público, se proporciona información y se abre el debate. Se transforman las estrategias discursivas al invitar a la ciudadanía a participar a partir de preguntas abiertas y de conversaciones ciudadanas cara a cara. Hay un cambio de protagonistas porque los espacios para las perspectivas ciudadanas se amplían y las intervenciones del poder y de los expertos vuelven a su tamaño natural[7].

En términos de opinión pública, los públicos son aquellos que proviniendo de la masa de ciudadanos consumidoras de mensajes de los medios de comunicación, se interesan por los temas y debates polémicos de la actualidad . Es un grupo drásticamente más reducido que el de las audiencias. Es libre de participar o no y cuando lo hace es voluntario, a partir de su interés por los asuntos públicos generado por las nuevas estrategias que se mezclan con el esquema más clásico de los hechos detonantes y los líderes de opinión. El interés por participar responde a las expectativas propias de los ciudadanos sobre lo público y no a la movilización propia de las Ongs. Por eso los públicos son grupos transitorios e imprecisos que entran y salen de lo público y participan en un proceso que tiene según V. Price[8] tiene los siguientes elementos: determinación del asunto, discusión, resolución y disolución. Una vez logrado el consenso se disuelven.

6.       La información es condición necesaria pero no suficiente para generar opinión pública.  De todos los hechos que suceden y de las noticias que se publican, solamente unas pocas pasan a convertirse en temas de opinión pública. Es decir, el debate público se logra abrir sobre un número muy reducido de temas. Que la información es condición necesaria para la generación de opinión pública es indiscutible. Sin la información no habría en las sociedades de masas la posibilidad de tener los temas comunes de conversación que señalaba Tarde. Sin embargo, con la sola información no se abre el debate. Los requisitos que debería cumplir esa información consisten en que contribuya a abrir debates, construir públicos y, en suma, a formar una ciudadanía activa para la deliberación. Aquí algunas ideas desde el periodismo público:

·        No escribir sin antes preguntarse en la nota periodística ¿dónde está lo público y de qué modo está?

·        Escribir pensando: ¿esto le da insumos al ciudadano que quiera tener un rol más activo en la vida pública? (sin abandonar su papel de ciudadano del común).

·        ¿Por qué esto debería interesarle al ciudadano lector, televidente, radioescucha? Responder esto con información periodística y a veces con apelaciones directas.

·        ¿Cómo afecta esto al ciudadano?

·        Contextualizar y ofrecer información de calidad.

Características de la información de calidad:

1.Sentido de lo público: enmarcar en términos públicos, construir agenda ciudadana y visibilizar lo que hace el poder.

2.Destrezas: Reportería (temas, no fuentes; más actores; más investigación y menos testimonios; observación etnográfica).Redacción (enfoque y claridad). Contextualización (relaciones entre hechos y con el contexto)

3.Etica : profesional y pública.

Si bien los públicos no están todo el tiempo conectados a lo público, a los periodistas sí se les debe exigir que proporcionen siempre la información que el ciudadano necesita para poder participar cuando decida involucrarse en los debates. El ciudadano puede ser intermitente: el periodista no.

7.       Las condiciones adversas para la información: presiones de diverso tipo se ciernen hoy en día sobre la información. Esto es especialmente visible en el medio más popular, la televisión, aunque ocurre igualmente en los otros dos: los gobiernos a partir de la asignación de espacios y frecuencias, los gremios económicos a partir de la pauta publicitaria, los dueños de los medios, los políticos y los violentos ejercen poderosas influencias sobre los contenidos de los medios de comunicación. La libertad de pensamiento y de expresión y por ende el derecho ciudadano a la información (que por ejemplo en el caso de Colombia está constitucionalmente amparado como un derecho fundamental tutelable incluso) hoy no está amenazada solamente por el gobierno sino por muy variados sectores. Esto hace más complejo el panorama del derecho a la información. Estos sectores se sienten de un modo u otro autorizados para intervenir en el manejo de la información.

Abrir debates sobre el tema de la paz en Colombia, por ejemplo, puede significar un complejo juego de equilibrios porque el rol tradicional de los medios de comunicación no ha sido ser escenarios para el debate de lo público: los espacios son espacios de poder. Darles la palabra a unos y a otros no, ha sido la constante histórica. Las actuales negociaciones han tenido al menos dos efectos en el panorama general de la información: ha sido posible empezar a conocer más lo que piensan sobre cómo lograr la paz algunos de los sectores involucrados: antes era impensable que Tirofijo apareciera dando declaraciones en la televisión: hoy son asunto de regular ocurrencia. Lo mismo ha pasado, aunque de forma bastante polémica, con el líder de las autodefensas. Lo que sí está claro es que el país ya sabe que es importante reclamar la visibilidad de las negociaciones. 

El segundo efecto tiene que ver con la disputa de los espacios relacionados con los sucesos del conflicto: como la negociación se ha dado sin cese al fuego, es muy posible que estemos asistiendo al traslado a los medios de aspectos de la confrontación que más allá de representar discursos se convierten en trampolines para amenazas, justificaciones, distorsiones de la información. Los violentos entonces presionan, al igual que el Estado (para la no transmisión de la entrevista de RCN con Carlos Castaño antes de Semana Santa, por ejemplo) así como los otros sectores señalados para incluir o excluir temas de la agenda periodística. Esto se constituye en obstáculo para tener ciudadanos adecuadamente informados. Porque lo que es indudable aquí es que el mito de la ciudadanía apática ha sido derrotado: hoy la paz en Colombia es un tema prioritario de opinión pública, así como el sistema de financiación de vivienda y otros tantos. Sin embargo, la vieja alianza de medios y poder no ofrece las mejores condiciones para que haya un debate libre y abierto de posiciones.

Las intimidaciones funcionan cuando hay fugas frente a la ortodoxia dominante o cuando nuevos discursos emergen. En este sentido hay que considerar la reflexión de Sartori: no basta con que las libertades sean tuteladas jurídicamente, también es necesario que no haya temor.

8.       El concepto medieval de la verdad en el periodismo: la verdad en el medioevo era algo ya hecho, de carácter divino y que se informaba al pueblo. Era el concepto de verdad revelada, el poder de la autoridad, unívoca, indiscutible e inmodificable. La idea de verdad en el periodismo tiene algo de eso: la verdad existe en alguna parte y el periodista tiene que encontrarla. Una cosa es narrar los hechos ajustados a la realidad de lo acontecido y otra es pensar que la verdad ya está hecha y que hay que buscarla siempre en la autoridad (periodismo oficialista). Una es la referencialidad de los hechos con la realidad y otra es la opinión pública que requiere, para que haya realmente democracia deliberativa, la discusión y el debate.

Es necesario entender la verdad como construcción social, que surge del debate de múltiples posiciones y formas de analizar la experiencia y de derrotar la verdad basada en las costumbres tiránicas[9].  Los métodos de la reportería tienen que cambiar, eso es indudable: hay que trascender el esquema de las fuentes para trabajar temas con enfoques complejos, múltiples caras y diversos protagonistas. Las rutinas de investigación periodística se mueven entre los edificios oficiales, testimonios circunstanciales de los ciudadanos, y los actores de las noticias. Pero la verdad sobre el acontecer no se limita a informar sobre unos hechos aislados sino a permitir que la ciudadanía se forme juicios críticos.  A eso se refiere Sartori[10] cuando habla de que la información hay que convertirla en dominio cognoscitivo.

9.       Transformación de la información en dominio cognoscitivo. No se trata de la función de educar que de forma no aceptada generalmente ha pretendido imputársele a los medios de comunicación. Se trata de ofrecer los elementos que puedan hacer competitivos a los ciudadanos para opinar sobre los temas de interés público. No es un problema de instrucción, como lo señala Sartori, ya que las personas que han tenido diversos niveles de educación no necesariamente están capacitadas para opinar sobre los asuntos de interés público. Podrán tener competencias en sus respectivos campos, pero sus niveles de instrucción no permiten pensar en una adecuada vinculación como ciudadanos a la vida pública. Muchas veces la educación los prepara para recluirse en el ámbito privado, para tener éxito en el mercado laboral.

Para la competencia ciudadana justamente lo que sirve es convertir la información en dominio cognoscitivo logrando ciudadanos interesados, informados y competentes. Esto requiere partir de las necesidades informativas de los ciudadanos para dar las explicaciones necesarias en relación con la actualidad y el contexto, analizando los posibles efectos de nuevas políticas (no a partir de quienes las proponen).Nada tiene qué ver con los programas de prensa- escuela. Es casi el proceso inverso: no se aprenden los temas educativos teniendo como texto a los periódicos, sino que se aprende sobre la realidad misma: texto y contexto. La competencia del ciudadano en relación con la vida pública debe llegar al menos al nivel de dar un debate serio sobre los temas prioritarios de la agenda pública.

Tener ciudadanos más interesados e informados es más una función de los medios de que la educación. “Ciertamente, el dominio cognoscitivo presupone información, es decir, un conjunto de noticias y datos. Pero ello no es cierto a la inversa: la información no da, por sí misma, episteme, o sea, aquel saber que es la comprensión de las consecuencias de la decisión que vamos a tomar”[11] y este saber lo da la deliberación, tal como lo ha reiterado Yankelovich a lo largo de su trabajo con los ciudadanos. John Dewey, propuso en su momento un sistema informativo basado en una ciencia social con perspectiva ciudadana con difusiones ingeniosas en la prensa popular, como una forma de lograr elevas las posibilidades ciudadanas de participar con acierto en lo público. Para él lo fundamental no era la información: “La necesidad esencial, en otras palabras, es la mejora de los métodos y condiciones de debate, discusión y persuasión”[12]

10.   La agenda setting: el poder de los medios de comunicación es realmente el que se ha llamado el primer nivel de la agenda setting: decirnos sobre qué pensar, mas no cómo pensar sobre esos temas. Múltiples investigaciones lo han demostrado de forma sucesiva. Es innegable este nivel de influencia. Los criterios de selección de la información se convierten entonces en lo principal, más allá de reconocer el primer nivel de la agenda setting. ¿Cómo, con qué criterios seleccionan cotidianamente los medios los asuntos que de todo el acontecer van a ser considerados noticia?

Los criterios periodísticos para la selección de la información se dirigen más a lo publicable que a lo público y esa es, a mi juicio, una de las grandes confusiones del periodismo. El interés informativo no coincide necesariamente con el interés público definido políticamente.  La noticia responde a los criterios de notoriedad, a lo inédito, a lo impactante, a lo espectacular, fuera de lo común, la prominencia, la emoción. Por el contrario, los criterios sobre lo público no son tan claros y desde luego no son operativos. Los debates en los consejos de redacción se dirigen a determinar los temas a partir de los criterios tradicionales y a una que otra discusión sobre la trascendencia de algunos temas. Como lo señalara Victoria Camps[13], en relación con el llamado interés general, “es la actividad política, el reconocimiento de los problemas sociales, lo que va determinando el interés común”. Por lo tanto, aceptar el primer nivel de la agenda setting es reconocer el formidable poder de los medios sobre la opinión pública. justamente en lo que la opinión pública debe tener más rol: la prioridad de los temas para la agenda pública. Ante la fuerza de la agenda setting, el ciudadano se concentra en la tarea del orden de prioridades, fuente legítima de todo proceso de deliberación en términos de opinión pública.



[1] SARTORI, Giovanni. ¿Qué es la democracia?. Altamir Ediciones. Bogotá. 1994.Capítulo 5.

[2] Nöelle Neumann, Elizabeth. La espiral del silencio. Paidós. Barcelona. 1995. 324 p.

[3] Yankelovich, Daniel. Coming to public judgement. Making Democracy Work in a Complex World. Syracuse University Press. 1991. New York.

[4] WOLTON, Dominique. Los medios: el eslabón débil de la comunicación política. En : El  nuevo espacio público. Gedisa. Barcelona. 1992.

[5] CHAMPAGNE, Patrick. Formar a opiniao. Editora Vozes. Rio de Janeiro. 1998. Capítulos 2 y 3.

[6] El periodismo público se inició en 1988 en los Estados Unidos. En América Latina, Colombia ha sido pionera a partir del proyecto Voces Ciudadanas.

[7] Para una reflexión latinoamericana sobre el periodismo público, ver: MIRALLES , Ana María. Voces Ciudadanas, Una idea de periodismo público. Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín. 2000.

[8] PRICE, Vincent. La opinión pública. Esfera pública y comunicación. Paidós Comunicación, Barcelona. 1992. Capítulo 5.

[9] STUART MILL, John. Sobre la libertad. Alianza Editorial. Madrid. 1993. Capítulo 3.

[10] SARTORI. op. cit. Capítulo 5.

[11] SARTORI. op. cit. Capítulo 5.

[12] PRICE op. cit. Capítulo 2.

[13] CAMPS, Victoria. El malestar de la vida pública. En: Miralles,  Ana Ma. “¿Qué es el periodismo cívico?”. En: Revista Foro. # 35, 1998. Ediciones Foro Nacional por Colombia. Bogotá.

 
TELECOMUNICACIONES: INGRESOS E INFORMACIÓN
Por: Enrique Buttini
El territorio de los medios de comunicación es muy complejo y de modificación sustancial en los últimos cinco años por efecto tanto tecnológico como económico en igual proporción.

La abundancia de la información esta mostrando un mosaico de estamentos que se vinculan en forma aleatoria e imprevisible, sin la cohesión necesaria para fundar un concepto perenne y contundente que pueda quedar instalado en la opinión publica

Así la permanencia de una información se relativiza y es habitualmente desplazada por otra noticia que muchas veces no tiene similar valor sino que gana espacio por su inmediatez y vigencia.

Grandes temas quedan olvidados en poco tiempo y solo recobran trascendencia cuando se cumplen los aniversarios.

La despiadada competencia por la actualidad privilegia lo urgente antes que lo importante y muchas veces corresponde a campañas perfectamente diseñadas para  modificar el estado de animo de la comunidad.

En este cuadro de situación es indispensable hacer una autocrítica de la función del periodista que debe reconocer que mantiene muchos mitos de un pasado intelectual y bohemio que ha dejado paso al pragmatismo y la supervivencia en la profesión en un juego de reglas y pactos muy claros pero poco aceptables.

El primer mito que conviene enfrentar es el de la independencia y la credibilidad.

Lo real es que toda labor periodística si bien es un servicio es una actividad rentable y comercial que muchas veces supera los objetivos básicos de informar para solo ser vehículos de una estructura poderosa.

La creación de los multimedios modifica las bases de sustento del trabajo periodístico: el profesional debe entonces  conocer los códigos de todos los medios audiovisuales y se transforma  el mismo en un multimedio con funciones múltiples  donde debe perder la especialidad y /o la exclusividad de un medio para poder responder a las exigencias de la estructura.

Existen periodistas que desarrollan una actividad destacada en los diarios o revistas que cuando ingresan a la radio o la TV deben aprender los códigos de comunicación de cada uno y muchas veces se desdibujan en su capacidad por no saber llegar a la audiencia

En este escenario los dueños de los medios son realidad empresas -muchas transnacionales- que buscan un intereses puramente económico.

Hace años los medios se creaban por ideología, intelectualidad o política hoy es solo por negocios donde el único objetivo es el resultado financiero o la complementacion dentro del mismo multimedio para que el universo de las telecomunicaciones sea un solo negocio.

Los contenidos se modifican: los diarios se hacen audiovisuales, la radio se hace comunicación telefonica, la TV se hace radio, la red Internet unifica todos los medios en una Web y reemplazan los artefactos convencionales

Ls formatos comunicaciones también sufren el impacto y se modifican buscando la segmentación como única medida de supervivencia.

En función de la división de frecuencias AM y FM se evidencia una separación cada vez  mas especifica para buscar un publico definido por intereses comunes donde se puede lograr una interacción más directa y poder alcanzar mejor impacto comercial

La radio debe reconocer que ya  no es excluyente en la actividad de escuchar sino que se transforma en una compañía mas mientras se hace otra labor. En décadas anteriores se decía "voy a escuchar la radio", hoy se dice "lo escuche en la radio".

Y suele suceder que lo hizo mientras manejaba, caminaba con un radiocasete portátil, trabaja o incluso navegaba por Internet.

Hoy hay menos opinión, menos ideología, menos razón pero más información con el agregado del entretenimiento como nexo y valor agregado.

Como contrapartida crece el fenómeno del periodismo mordaz o critico que con ironía y humor reemplaza el formato clásico.

Otro mito que debe aclararse es el propósito de la tarea periodística y de las empresas. En la actualidad el primer propósito de los medios es el consumo no la credibilidad que puede seguir siendo un precepto de los periodistas pero que también se lesiona por efectos económicos.

Nace así el grave problema de la corrupción de la publicidad o promoción encubierta que en el argot de la prensa argentina se denomina chivos

Ni en los medios ni en las organizaciones  existen los códigos de ética dejando librado al libre albedrío la disposición de actuar según las circunstancias.

Esto es a cambio de algún favor tanto monetario como en especie el periodista realiza una nota que debe parecer una información

Tanto los medios como los periodistas los realizan. los medios como bonificación a las pautas, los hombres de prensa  como sustento anexo que puede muchas veces superar los ingresos habituales

En algún caso la permisividad de las empresas a los chivos constituye una moneda de cambio para no brindar incrementos salariales.

Este artilugio se institucionaliza y se vuelve cultura que afecta la credibilidad y la imagen de los particulares y del conjunto

Lo más insólito que muchas empresas cuentan con periodistas amigos que agasajan permanentemente con distintas retribuciones para no solo tenerlos como canal de salida de información de la empresa sino para ser informantes y muchas veces para tenerlos de contención silenciosa.

Se llega a pagar mas por no hablar que por hablar bien.

En la actualidad puede decirse que son muy pocos los hombres de prensa que puedan disponer de todos los recursos necesarios para poder "pagar su pasado" y blanquear su presente para crear un futuro.

Conociendo entonces este sistema debe ahora declararse que la libertad de prensa no existe como bien supremo sino como objetivo que difícilmente pueda sobrevivir en una profesión de alto poder económico y de extrema dirección hacia el consumo como medio  de subsistencia.

La concentración de audiencia es clave: el medio mas consumido es la televisión que es el menos creíble

La actitud critica es la que más  resulta creíble por el desgaste de las instituciones

Se consume un medio desconfiando o desde la oposición de ideas y es un ejemplo que programas de mucha repercusión son los mas odiados

No existe el periodismo independiente por que no hay independencia económica.

El periodismo es una actividad rentable y una empresa que realiza pactos con el poder que necesita mas de los medios que los medios del poder y la convivencia es salvaje

La política depende mas de los medios que los medios de ella.las estrategia de comunicación de la política no pueden prescindir de los medios

Se incumplen los pactos de off de récords y las fuentes de información son cada vez más inconsistentes

El periodismo sé desvirtúa con referentes comunicacionales que tienen amplia adhesión como actores o conductores  que reciben a políticos o ironizan sobre la actualidad desde su posición de espectadores calificados pero desconsiderando el análisis cultural el sentido de la preparacion.se pregunta desde el reflejo y no desde la razón

El pragmatismo y el nihilismo se insertan en la concepción del periodista que deja la función de ordenar para solo proveer y reponer información sin detenerse a evaluar el impacto de lo efectuado.

Nacen los periodistas neutros que prolijamente informan pero no provocan la reflexión o en el pensamiento desde la coincidencia o el discenso.

Es un periodista sin posición firme en temas específicos, componedor, conservador y reconciliador.

Los medios ocupan un lugar que dejo vacío la institución oficial, en la actualidad  son fiscales o jueces o abogados de los problemas ciudadanos, por lo cual la tibieza es obvia dada la falta de especialidad donde el periodista es un improvisado en áreas de alta preparación.

La globalizacion es solo una estrategia de consumo o de intereses económicos que poco aporta a la cultura que sigue manteniendo la universalidad como valor contradictorio.

Si mal no recuerdo alguna vez se dijo que"si pintas tu aldea pintaras el mundo" pero son  pocos lo que tienen hoy la visión de colores básicos de un pequeño lugar que tiene miles de lugares iguales en el mundo.

También es real que la verdadera cultura debe ser popular y puede encontrar en las similitudes la magnitud de lo universal pero no puede descartar por imperio de lo masivo las tradiciones y las raíces de toda la historia de un pueblo.

 En este marco los periodistas deben entender que no se puede seguir con valores y estrategias del pasado.

En los inicios del nuevo siglo se debe fundamentalmente "refundar o recrear" la profesión y aclarar los limites dentro de una estructura dinámica de consecuencias algunas previsibles y otras de alta posibilidad.

Cuando se considere la refundacion del trabajo periodístico será necesario dar prioridad a la actitud corporativa y ordenada a través de la colegiacion profesional que prolijamente pueda proteger, custodiar, reglamentar, capacitar y si es necesario sancionar a quienes desprestigian la actividad.

Dentro de una colegiacion se puede instrumentar un mecanismo de actualización tecnológica, ética  y cultural para poder adaptarse a un mundo que desde el personalismo y la individualidad no podría hacerlo.

En pleno mundo virtual donde la realidad es contundente por la división cada vez mas pronunciada de las clases sociales y donde los valores primarios de la humanidad se modifican por hedonismo, materialismo y posiciones dominantes, el periodista asiste como un ciudadano mas al desequilibrio de las formas olvidándose del fondo de su misión.

Recomponer la idea de adaptar el orador al publico, representar y comprometerse, destruir los mitos de otras épocas y tal vez crear nuevos mitos, agruparse, solidarizarse y educarse son las claves para resistir y crecer.

Enrique Buttini

Buenos Aires-Argentina

mayo 2001

 
El IMPACTO DE LAS TELECOMUNICACIONES EN LA RADIO
Por: Carlos Manfroni
Quiero agradecer al CELAP y a sus autoridades por la oportunidad de participar de un encuentro organizado por una institución tan prestigiosa y compartir estos momentos con colegas tan distinguidos.

Cuando hablamos de “dilemas éticos”, no sólo del periodismo, sino de dilemas éticos en general, la primera tentación que tenemos es la de referirnos a la ética de los otros. La calificación de los demás es un deporte que nos apasiona, y esto no ocurre únicamente en el campo de la ética.

Afortunadamente está muriendo la era de las ideologías, que llegó a su pico en el siglo XX y durante la cual todo el mundo era calificado de algo en relación con una posición política: éste es de izquierda, éste es de derecha, éste es un progresista, éste es un conservador... Y precisamente tales calificaciones, además de provocar los más sangrientos episodios de la Historia, pospusieron el gran debate ético que el mundo se debía a sí mismo, ya que no importaba tanto cómo una persona actuara, sino de qué modo pensaba políticamente, cómo podía encasillársela. El bien y el mal no se juzgaron en orden a la moral sino a la correspondencia del pensamiento con ideologías de Estado.

Hoy que el Estado tradicional ha llegado a la quiebra debido a la  exacerbación de su propio poder y a la corrupción, el debate ético renace, ya que los pueblos, comunicados más que nunca en la aldea global, buscan el reencuentro con pautas comunes de convivencia.

En esa comunicación que los pueblos mantienen recíprocamente, el periodismo tiene una importancia medular y es por eso que resulta tan importante reflexionar sobre la ética de los periodistas pero, al  mismo tiempo, poner al periodismo al resguardo de los que están siempre inclinados a regular desde afuera la ética de la información.

¿Es que el periodismo no vela por la ética de los otros? ¿No denuncia precisamente el periodismo la falta de ética de los gobiernos o de los candidatos políticos?— podría alguien preguntar.

El periodismo informa sobre la ética o la falta de ella respecto de determinadas acciones, pero no regula esas acciones, no es el encargado de prohibirlas o de sancionarlas— podríamos, ante todo, responder.

En cambio, cuando se habla de regular desde afuera la ética del periodismo, siempre se está pensando en alguna norma o institución que ponga límites a la libertad de prensa. En tal sentido, no por repetida deja de ser cierta la frase que dice que la mejor ley de prensa es la que no existe.

Aun a riesgo de soportar graves faltas de ética por parte de algunos periodistas, la inexistencia de una ley de prensa conformará siempre la situación más deseable en orden al bien común. Si aceptamos que el Estado puede contar con alguna injerencia sobre la libertad de informar, aunque sea para casos extremos, no podremos después impedir otros avances, y otros, y otros, hasta que la libertad sea solamente una declaración muerta, una caricatura de sí misma.

Los gobiernos tienen un “conflicto de intereses” para controlar la ética del periodismo, precisamente porque el periodismo tiene la misión de informar sobre la ética de los gobiernos.

La situación no es mejor cuando el pretendido control ético se hace desde tribunales corporativos, con el argumento falaz de un control de los periodistas por los propios periodistas.

En primer lugar, un periodista no tiene por qué controlar a otro periodista, salvo el orden jerárquico interno de los medios, y aun este control jerárquico está sujeto a ciertos límites, que es la ética del editor.

Además, cuando existe afiliación forzosa a una entidad corporativa, suele ocurrir que no son los mejores profesionales, ni los más prudentes, ni los más atareados, quienes dirigen esa institución, sino aquellos que pueden dedicar mucho tiempo y dinero a su propia campaña. De ahí a la manipulación del colegio periodístico por los gobiernos, por los partidos políticos o por el narcotráfico mediante aportes económicos, hay solamente un paso. Y aun sin llegar a esta situación, debe preverse que un colegio profesional reúne intereses demasiado cercanos entre sí, sin la distancia suficiente de la competencia  y de la rivalidad entre colegas como para suponer que puede haber imparcialidad.

En la Argentina sufrimos el triste ejemplo del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, que es una institución que aglutina obligatoriamente a decenas de miles de matriculados y que ha abierto causas disciplinarias a muchos profesionales, incluido quien les habla, por sus opiniones vertidas en los diarios o en otros medios de comunicación. En mi caso, por haber criticado ciertos aspectos del sistema judicial argentino, que facilita la impunidad así como infinidad de estrategias de los abogados para dilatar indefinidamente los procedimientos, el Colegio de Abogados consideró que se trataba de una opinión que lesionaba la dignidad de la profesión y me inició una causa disciplinaria en la que debieron retroceder después de una reacción contundente de la prensa libre de mi país. Sin embargo, otros abogados no tuvieron la misma suerte, les aplicaron fuertes multas o suspensiones en la matrícula y a mí mismo me advirtieron sobre nuevas causas que iban a iniciarme.

Si el periodismo cede a la trampa de un colegio profesional, se termina su libertad.

Ahora bien, no creo que ninguno de nosotros suponga que la ausencia absoluta de censura de la que debe gozar el periodismo signifique la inexistencia de límites éticos o, mejor dicho, de deberes éticos, que es decir más, porque los límites se entienden más bien como barreras a la acción y muchas veces la ética nos obliga precisamente a la acción.

Permítanme que diga algunas cosas sobre esta materia desde un punto de vista sinceramente modesto, casi en inferioridad de condiciones, porque no soy un periodista con todas las letras sino simplemente alguien que escribe con alguna regularidad en los periódicos pero que ama profundamente al periodismo.

El primer deber ético del periodismo es la verdad, y esto es decir algo muy obvio; pero cuando de la actividad periodística se trata, el servicio a la verdad no resulta una tarea tan sencilla. Los periodistas no cuentan con todo el tiempo ni con todo el espacio que quisieran para describir acabadamente la verdad. Siempre se ven obligados a hacer síntesis, a cercenar un relato, a destacar algunas cosas en desmedro de otras o a dar prioridad a algunas noticias y postergar informaciones que pocos minutos atrás parecían prioritarias. Este procedimiento lo llevan a cabo personas que, como tales, tienen sus propios sentimientos, sus propias ideas y sus propias simpatías. Todos sabemos que la más clara de las verdades, según cómo sea presentada, puede culminar en la mayor de las injusticias. Por eso es que un periodista nunca debe poner la ética entre paréntesis cuando informa ni aun cuando opina.

Decir la verdad significa —lo mismo que en las películas— decir toda la verdad y nada más que la verdad.

Decir toda la verdad implica —a su vez— revelar honestamente la totalidad de los datos imprescindibles para que el lector común pueda formarse un juicio justo, un criterio equilibrado del asunto que se está editando. No se trata de ofrecer hasta los detalles más superfluos pero sí las circunstancias que pueden inclinar la balanza hacia un lado distinto al que nosotros quisiéramos o hacia una conclusión distinta a la que el propio público desearía.

Hay un ejemplo típico que se describe en algunos manuales de ética periodística sobre un político británico que llegó a New York. Apenas arribó, un reportero corrió para interrogarle: “¿Visitará clubes nocturnos en New York?” El político preguntó a su vez irónicamente: “¿Hay clubes nocturnos en New York?” Al día siguiente, la edición del reportaje comenzaba de esta forma: “’¿Hay clubes nocturnos en New York?’ Esa fue la primera pregunta que hizo el político entrevistado al llegar a nuestro país...”

El relato era exacto, pero el contexto constituía una gran mentira porque ocultaba la pregunta del periodista.

Hay también maneras de cercenar la verdad que pueden estar cercanas al delito y esto ya no se vincula con regulaciones a la libertad de expresión sino con violaciones al derecho común. A veces leemos en algún periódico, en el contexto de un relato, algo que parece insinuar una acusación a alguien, a veces es una señal casi imperceptible, o una foto sin demasiado sentido aparente. Transcurre el tiempo y nunca más se publica nada. La mayor parte de los lectores se olvidan del asunto; pero otros se preguntan qué ha ocurrido. ¿Se trató de una extorsión o de un simple apresuramiento del periodista? ¿Si se trató de una extorsión, se dejó de publicar porque la extorsión tuvo éxito o porque era tan infundada que fracasó por completo?

La ética nos obliga a ser honestos y también a parecerlo. Un medio que insinúa, pierde prestigio y credibilidad; o publica o no publica: ésa es la ética de un buen periodista.

Por cierto, los ejemplos citados revelan un cercenamiento evidentemente malicioso de las noticias, aunque quizá se registren con mayor frecuencia de la que quisiéramos suponer.

Existen otras distorsiones de la verdad que no son provocadas con tal grado de perversión pero sí a causa de una falta de equidad en el juicio del periodista. La falta de equidad, a su vez, puede derivar tanto de la investigación en sí misma como de su interpretación o de ambas cosas a la vez. Muchas veces, ni siquiera son faltas de equidad malintencionadas sino que derivan de un consenso colectivo sobre determinados hechos o personas.

Durante un encuentro sobre ética en Buenos Aires, un invitado que tenía por entonces importantes responsabilidades en la campaña de uno de los candidatos a la presidencia se quejaba del trato desigual que, a su juicio, los periodistas daban a su líder y de la imagen que a consecuencia de eso —según él— se había formado la gente. Decía el disertante que si su candidato ingresaba en un banco con dinero para depositar, la gente pensaba que iba a asaltar el banco, y que si el otro candidato ingresaba al banco con una pistola en la mano, probablemente la gente creyera que estaba buscando una caja de seguridad para depositar el arma.

Al margen de las exageraciones y de mi propia opinión sobre ambos candidatos, la cual me reservaré pues estamos hablando sólo de ética periodística, lo cierto es que hay personas que por alguna razón resultan más creíbles que otras. Posiblemente las razones para semejante distinción sean generalmente válidas, pero también debemos aceptar que cuando una persona es creíble, tendemos a creerle todo y cuando una persona no es creíble, tendemos a no creerle nada. Es un mecanismo humano, pero un periodista debe estar más allá de estos mecanismos.

Paul Valery ha dicho que “la buena redacción es el arte de un profundo escéptico” y esta es la base de la disciplina de un periodista eficiente; no porque los periodistas deban ser filosóficamente escépticos pero sí porque deberían serlo en sus métodos y no dar nada por supuesto.

Sobre esto, ustedes lo saben mucho más que yo, los medios de comunicación prestigiosos, y aun muchos otros que no son tan conocidos, poseen códigos de conducta o de estilo que indican la cantidad de fuentes que deben consultarse antes de editar, la procedencia de esas fuentes, su equilibrio, etc. A menudo, los periodistas se ven tentados a publicar rápidamente la versión de la fuente que favorece sus propias hipótesis que, a su vez, son las hipótesis que harían más interesante la noticia.

Un poco más allá de esta tendencia casi natural a la falta de equidad que tenemos todos los seres humanos cuando relatamos algo, y no sólo los periodistas, está el conflicto de intereses.

Muchas veces, tanto desde sectores públicos como privados me han pedido una definición del conflicto de intereses no en relación con el periodismo, pero sí del conflicto de intereses en general—, de modo que no tuve más remedio que elaborar algo:

Creo que un conflicto de intereses es una situación de confrontación objetiva, previsible, directa y significativa entre los deberes de un cargo o una posición y los beneficios que la persona que ocupa ese cargo u otras personas allegadas a ella obtuvieren o pudieren obtener mediante el ejercicio de otra actividad o mediante la adopción de ciertas decisiones.

Una confrontación significa que hay dos intereses que están en pugna y que no se puede satisfacer uno sin por lo menos el riesgo de menoscabar el otro.

Tal apreciación debe ser hecha desde el criterio de una persona razonable y no la suposición de un conflicto de intereses derivado de interpretaciones subjetivas sobre la manera de pensar del periodista. Por eso decimos que la confrontación debe ser objetiva; es decir, una situación tal que podría ser apreciada como una confrontación, cualquiera fuere la persona que estuviese en el lugar del periodista.

La confrontación, para constituir un conflicto de intereses, debe ser además previsible. Esto significa que debe ser de naturaleza tal que objetivamente cualquiera esté en condiciones de anticipar que el periodista tiene serio riesgo de no ser equitativo durante una investigación o edición. Para poner un ejemplo extremo y casi irreal: si un periodista es enviado a investigar a su propia esposa, cualquiera puede prever la existencia de un conflicto de intereses. Si, en cambio, durante una entrevista, por ejemplo, se genera una corriente de simpatía o de antipatía entre el periodista y su entrevistado, no puede hablarse de conflicto de intereses.

La confrontación que genera un conflicto de intereses debe ser también directa. Esto quiere decir que lo que el periodista haga en sus funciones debe afectar directamente sus intereses o los de personas muy allegadas. Si un periodista integra el directorio de una compañía está en conflicto de intereses para manejar información sobre esa empresa o sus competidores. En cambio, no puede considerarse que hay conflicto de intereses porque un periodista maneje información vinculada con la corriente política con la cual simpatiza, aunque en estos casos el periodista debe hacer un mayor esfuerzo por ser objetivo.

Finalmente, la confrontación debe ser significativa. Si el fondo de inversión de un periodista está integrado por una pequeña proporción de acciones de una compañía, no puede decirse que hay conflicto porque el periodista publique algo respecto de esa empresa o de sus competidores.

En relación con este aspecto debe tratarse también el tema de los regalos. Al respecto, me atrevería a decir que la aceptación de un regalo, por regla general, ablanda la voluntad, aunque sea un poquito. Aunque el que hace el regalo no pida nada a cambio, si alguien es bien agradecido, no puede negar que tiene en principio una predisposición de simpatía hacia quien le hizo el regalo. Naturalmente, siempre podrá hacer un esfuerzo para contrarrestar esa predisposición inicial, pero la ética no consiste únicamente en no hacer cosas malas sino en no colocarse en situación de riesgo de hacerlas. Es lo que la teología diría: “No ponerse en ocasión de pecado”.

Ahora bien. ¿Qué regalos tienen magnitud suficiente como para que deban ser rechazados y no generar así un conflicto de intereses? Por regla general, todos, y a partir de esa regla habrá que analizar excepciones.

El típico regalo que los periodistas reciben son los viajes. Por cierto, si una compañía paga un viaje para que el periodista escriba algo sobre la propia compañía, es muy claro que ese viaje no debe ser aceptado. Si, en cambio, se trata de un curso de perfeccionamiento, hay que evaluar las circunstancias en atención a quién paga el viaje, las perspectivas que razonablemente existen de publicar algo que esté vinculado con el que paga, sobre todo en orden a los acontecimientos que se viven en el momento en el que el viaje se realiza o que puedan razonablemente preverse para el futuro (es lo que hablábamos al referirnos a la posibilidad de prever el conflicto).

En cualquier caso, evaluada con estricto criterio la cuestión, siempre el medio y el periodista deben dejar perfectamente aclarado a su sponsor que la beca no implica compromiso de publicar o dejar de publicar y hasta se puede firmar algún acuerdo al respecto.

Entre el conflicto de intereses y la natural tendencia humana a la subjetividad hay una categoría que no llega a ser conflicto pero que genera algún riesgo de faltar a la equidad, que son los prejuicios ideológicos.  Este problema lo observamos mucho en el periodismo de América latina e incluso en el europeo y no tanto en el periodismo de los Estados Unidos.

Creo que la calidad de un periodista es mayor cuando es capaz de criticar con justicia a la corriente ideológica con la cual simpatiza o de publicar hechos que favorecen a la corriente ideológica con la que no simpatiza.

Hay una materia que causa especial sensibilidad en este campo, que es la de los Derechos Humanos. Las agencias de los Estados Unidos y el periodismo de ese país, en general evalúan y manejan con gran objetividad esta materia. Cuando el presidente Carter hizo de los derechos humanos el núcleo de su política exterior, alentó organizaciones que se opusieron a las dictaduras de América latina pero también otras que confrontaron con el comunismo, detrás de la cortina de hierro.

Las corrientes más conservadoras de América latina trataron a Carter de filo—marxista pero las corrientes denominadas progresistas se ocuparon de ocultar bastante el hecho de que también se luchaba por los derechos humanos en contra de gobiernos comunistas, con lo cual unos y otros han coincidido, en los hechos, en mostrar a los derechos humanos como un instrumento de las izquierdas. Todavía hoy, muchos medios periodísticos han reaccionado airadamente frente a la reciente condena a Cuba por violaciones a los derechos humanos.

Cuando se pretende utilizar una herramienta noble solamente contra algunos, se bastardea la herramienta. Los derechos humanos dejan entonces de ser una causa en sí misma para convertirse en un mero instrumento político, que es lo peor que puede ocurrir.

Me parece que cada periodista debería ser más exigente con su propia pluma cuando escribe sobre temas con los que está en desacuerdo políticamente.

Hay otro aspecto de la ética periodística que no se vincula con la equidad sino con el modo de obtener la información. Este es un tema bien interesante para quienes desde distintos ángulos abordamos el grave problema de la corrupción, ya que los hechos que se relacionan con la corrupción generalmente están ocultos y los periodistas deben recurrir a diversas estrategias para investigarlos.

¿Hasta dónde se puede llegar para obtener una información que revela un caso de corrupción, narcotráfico o irregularidades de cualquier género: robar información, invadir la intimidad, engañar a las fuentes? Todo esto, dicho así, suena muy feo, pero veamos algunos de los matices que estas acciones pueden presentar.

Naturalmente, la mayoría de nosotros rechazaría el procedimiento de forzar la cerradura de una casa, ingresar en ella y robar documentación. ¿Pero qué ocurre si los documentos son suministrados por otra persona que no podría razonablemente tener esos documentos en su poder?

En la Argentina, un juez acaba de condenar a un conocido periodista por publicar la declaración de impuestos de un funcionario público actualmente detenido por varios casos de corrupción. El periodista publicó esa declaración para demostrar que no coincidía con la declaración patrimonial que el funcionario había presentado ante el propio gobierno.

Las declaraciones patrimoniales de los funcionarios están abiertas al público en la Argentina. En cambio, las declaraciones tributarias de cualquier persona tienen carácter secreto.

El periodista alegó que él no violó el secreto sino la persona que le suministró la información. Como la fuente periodística está constitucionalmente protegida en la Argentina, el periodista no está obligado a revelarla, pero el juez lo condenó de todos modos.

La prensa de la Argentina reaccionó contundentemente frente a esa condena.

¿Procedió bien o mal el periodista al publicar algo que la ley declara que es secreto?

Entiendo, por un lado, que quienes tienen la custodia de un documento secreto son responsables por ese documento y que un periodista a quien le llega una información que pone en evidencia un enriquecimiento ilícito no puede dejar de publicarlo.

Por otro lado, me parece moralmente repugnante que un funcionario público pueda conservar en secreto sus declaraciones de impuestos cuando sus declaraciones patrimoniales deben ser públicas.

Debemos suponer que las declaraciones de impuestos dicen lo mismo que las declaraciones patrimoniales, si fueron hechas con sinceridad. Entonces, si las declaraciones patrimoniales son públicas, no debería haber agravio si también se publican las declaraciones de impuestos de los funcionarios.

¿Y qué ocurre con las notas o las fotografías que revelan la vida privada de los funcionarios públicos? ¿Es ético, ante todo, que se revelen aspectos de la vida privada de un funcionario?

En la mayor parte de los países de América latina tenemos legislado el delito de enriquecimiento ilícito y ahora la Convención Interamericana Contra la Corrupción obliga a todo el hemisferio a legislarlo.

El delito de enriquecimiento ilícito consiste en la imposibilidad para un funcionario de justificar con ingresos legítimos el aumento que haya registrado su patrimonio durante el ejercicio de su cargo. Por cierto, los funcionarios corruptos tratarán de disimular en la mayor medida posible un aumento desproporcionado. Sin embargo, rara vez consiguen hacerlo totalmente.

Siempre digo que nadie roba para sus nietos. Si los funcionarios corruptos tuvieran la capacidad de esconder su dinero y vivir austeramente mientras ahorran para las generaciones futuras, no serían corruptos. El corrupto quiere tener un buen nivel de vida, gozar de sus bienes y, si es posible, ostentarlos dentro de ciertos círculos. La sociedad tendría pocas defensas si no fuera por la tarea del periodismo de investigación, cuya misión es investigar incluso y fundamentalmente en la vida privada de los funcionarios para determinar su nivel económico.

La investigación en la vida privada no sólo puede apuntar a esos datos, sino también a relaciones que los funcionarios tengan con determinados empresarios que contratan con el gobierno, a fin de revelar conflictos de intereses.

Jack Andersen fue muchas veces criticado por publicar aspectos de la vida privada de los funcionarios, pero él sostenía que publicaba esos aspectos expresamente para incomodarlos. Decía Andersen: “Creo que es bueno que se inquieten. Considero que es un ejercicio extremadamente saludable que el funcionario de gobierno anónimo, de vez en cuando se sienta un poco incomodado. He visto a los poderosos llegar a parecerse tanto a los dioses, que se olvidan de que se supone que viven bajo las mismas leyes y reglamentos que el resto de nosotros...”

¿Hasta dónde pueden llegar los periodistas con esas investigaciones sobre la vida privada? ¿Pueden introducirse en una casa sin autorización? La respuesta, en mi opinión, sería “no”. ¿Pueden fotografiar hacia el interior de una casa sin autorización? Creo que, no para cualquier caso, pero precisamente en la investigación de delitos, un periodista debe fotografiar todo cuanto pueda sin violentar el domicilio o forzar barreras naturales, como puertas o ventanas. Por ejemplo, no veo obstáculo para que un periodista haga una toma con un teleobjetivo del parque de una casa desde un edificio de departamentos si lo que busca ese periodista es descubrir, por ejemplo, una reunión entre un funcionario de gobierno y un narcotraficante. No tengo la misma opinión si se tratara de un “papparazzi” que intenta fotografiar a una mujer mientras toma un baño de sol en el jardín de su casa. Hay que evaluar las circunstancias. Si la mujer está en la cubierta de una embarcación en medio del mar, el asunto es más dudoso.

Personalmente, no me gusta que se quebrante la intimidad de una mujer en ninguna circunstancia.

En mi país, hubo una fotografía famosa que creo que todos ustedes conocen y que se supone que llevó a la muerte al fotógrafo que la tomó. El fotografiado era un personaje que manejaba varias empresas aparentemente ligadas a negocios con el crimen organizado. Nadie conocía su cara hasta que una revista la exhibió en la tapa. Supongo que esa fotografía debe haberle traído a este personaje varios problemas con sus socios.

La fotografía fue tomada en la playa mientras él caminaba con su esposa. La acción del fotógrafo fue impecable, pero el fotógrafo fue brutalmente asesinado tiempo después.

Respecto del tema de la obtención de información, hoy la tecnología abre cientos de nuevos interrogantes. No podemos pensar ya que la única forma de obtener documentos subrepticiamente es con una ganzúa o forzando una puerta. Desde que existe Internet, existen también los hackers.

Los grandes expertos en seguridad informática nos dicen que hoy ni siquiera hace falta ser hacker para “perforar” un sitio confidencial. En los web—sites que los propios “hackers” publican en la red hay gran cantidad de soft disponible en forma gratuita y mediante el cual cualquier persona puede invadir el sitio o el correo de otras.

¿Qué límites tiene un periodista para utilizar estas nuevas herramientas? Desde ya, no debería introducirse en el correo de nadie, bajo ninguna circunstancia.

¿Podría en cambio introducirse en un web—site? Creo que si se trata de un web—site del Estado o de una organización legítima, aunque allí pudieran obtenerse datos importantes, un periodista no debería hackear esos sitios. Hay, en cambio, sitios construidos especialmente para el delito; sitios que utiliza el terrorismo o el narcotráfico para coordinar determinadas operaciones. No veo inconveniente ético para que un periodista acceda por cualquier medio a estos sitios, porque no representan el patrimonio de ninguna institución sino que constituyen nada más que herramientas del delito. Eso sí, les sugiero que tengan cuidado, porque así como podemos hackear un sitio, también podemos ser detectados.

Tampoco veo ningún inconveniente para que alguien construya un programa de inteligencia que, reuniendo información a la que puede accederse en distintos sitios, nos permita sacar conclusiones sobre determinados hechos de corrupción.

Otras técnicas que en general se han considerado éticas cuando se trata de investigar hechos de corrupción son las estratagemas, tales como el engaño a una fuente que no es honesta, al propio involucrado.

Hay periodistas que entrevistaron a funcionarios públicos y les anunciaron que poseían información sobre determinados hechos que comprometían al entrevistado.  En general, relatan hechos más graves o más numerosos que aquellos en los que verdaderamente  está involucrado el funcionario. Hay personas que, ante la presión de esa acusación, confiesan su verdadera responsabilidad. No se ha considerado ético, en cambio, el engaño a una fuente honesta. Por cierto, todo esto tiene que ser evaluado en cada circunstancia.

La cámara oculta, la ficción de hacerse pasar por cliente o consumidor para detectar una práctica desleal, la acción de un reportero que finge ser un empresario y acude a un funcionario público en busca de una solución a un supuesto problema, para saber si el funcionario pide un soborno, son todas acciones que deberían considerarse éticas.

¿Qué ocurre con la responsabilidad de los periodistas frente a publicaciones que pueden poner en peligro una investigación o generar un problema de seguridad? No hablamos ya de la forma como se ha obtenido esa información. Supongamos que se obtuvo legítimamente pero igual el editor sabe que puede causar daño. Me parece que hay que evaluar cada circunstancia.

En la Argentina suele suceder que los periodistas publican las preguntas que hará el fiscal a un imputado aun antes del momento en el que el imputado deba presentarse a declarar. Por cierto, eso es como anticipar a un alumno los temas de un examen. ¿Está eso bien o mal?

Creo que, en casos como estos, quienes deben cuidar el éxito de la investigación son los fiscales y los jueces y no los periodistas. De hecho, si los periodistas en la Argentina no siguieran las causas judiciales tan de cerca, estoy seguro que los resultados serían bastante peores y que los jueces, que no precisamente una maravilla, ocultarían muchas cosas para no desenterrarlas jamás.

Hay gente que piensa que nunca se debe ocultar una información, en ninguna circunstancia. John Hess, por ejemplo decía que “ocultar noticias es jugar a ser Dios”. Este criterio, muy respetable, sostiene que si el periodista está en conocimiento de algo, ese conocimiento le pertenece también al público y el periodista no es quien para retenerlo. Les confieso que tengo dudas —simplemente dudas— de que esto pueda funcionar así en todos los casos, aunque la frase de Hess tendría que constituir el criterio general. Sin embargo, ¿debería un periodista revelar la identidad de un testigo protegido en un caso de narcotráfico? ¿Debería revelar un secreto que ha obtenido y que compromete gravemente la seguridad de su país? Cuanto menos, no pareciera prudente hacerlo, y me parece que la prudencia también forma parte de la ética.

Para finalizar, quiero hacer una breve reflexión sobre los tiempos que estamos viviendo en relación con la lucha contra la corrupción y el crimen organizado. En América latina estas fuerzas constituyen un poder tan grande que no podríamos ya decir que actúan clandestinamente en contra del Estado sino que a veces se confunden de tal manera con el poder público que son una misma cosa. A menudo, los regímenes corruptos son los que fabrican las leyes y, de hecho, fabrican infinidad de leyes imposibles de cumplir para después “cotizar” las excepciones o aplicar su rigor a quienes les incomodan. Esta circunstancia también ha de tomarse en cuenta cuando se evalúa la ética de los periodistas en América latina. No estoy hablando de una excusa para que los periodistas violen las leyes, pero sí de una necesidad de examinar la razonabilidad de una prohibición y examinarla en orden a la ética, porque una prohibición, generada por un funcionario corrupto, puede ser nada más que su propio encubrimiento.

La prensa libre, la información, es la única defensa con la que los pueblos cuentan frente a la corrupción de sus funcionarios. No hay ninguna otra, porque cuando la corrupción es muy grande, la administración toda, la justicia y hasta parte de la misma sociedad se corrompen.

Quisiera terminar repitiendo una frase que escuché en esta misma ciudad el año pasado de boca de un periodista panameño que participaba en un seminario de la Federación Interamericana de Abogados: “Los funcionarios corruptos se parecen a los perros, porque unos y otros aprenden a costa de periodicazos”.

 
PERIODISMO MORDAZ E INVESTIGATIVO EN MEDIOS TELEVISIVOS
Por: Sergio Elguezábal

                      Los periodistas somos provocadores profesionales. A través de nuestros trabajos incitamos las emociones, causamos indignación, promovemos discusiones... a veces también indeseables querellas. “La verdad siempre es revolucionaria”, nos ha dicho con sabiduría el periodista y escritor Rodolfo Walsh desaparecido durante la dictadura militar. Y las revoluciones, sabido está, incordian al establishment. Es bueno ejercitar la provocación… y también las revoluciones. Entre otras cosas, si ha sido bien hecha la tarea, bloqueamos la tendencia pasiva que cualquier espectador de televisión asume frente a un emisor que en la mayoría de los casos no le permite pensar. Movilizar a esa masa quieta para que asuma su condición ciudadana nos corresponde. Para lograrlo hay que ir al límite. Desde la planificación de las acciones, pasando por el lenguaje y la utilización de las herramientas tecnológicas. Nosotros intentamos hacerlo en Telenoche Investiga desde que se conformó el equipo de investigación, hace 7 años. Pensamos que los periodistas no tenemos poder individualmente, el verdadero poder lo detenta la opinión pública. Nos lo delega con una condición: que no perdamos nuestra credibilidad. Nos pide que digamos la verdad. Es aquí dónde debemos fijar los límites y ejercitar la responsabilidad. Nos sentimos comprometidos con una actitud ética frente a la información y los ciudadanos. Reivindicamos el concepto de justicia y equilibrio, cuya mejor base es la precisión en los datos.

Consideramos que la ética es una cuestión personal y que tiene que ver con la calidad de las acciones de cada integrante del equipo. No obstante tenemos un  código de ética propio que enmarca el trabajo diario y  facilita la toma de decisiones. Nuestro código incluye la utilización de cámaras ocultas en circunstancias muy precisas y que detallaremos mas adelante. Respetamos la intimidad de las personas como premisa fundamental pero pensamos que ningún derecho es absoluto: Si alguien me extorsiona no tiene derecho a la “intimidad” de esa extorsión. Funcionarios municipales, policías, y hasta un juez federal pretendieron escudarse en ese recurso judicial para esconder su conducta espuria y soportaron la cárcel por no poder discutir contra sus actos, contra la firmeza de la imagen y la revelación de las acciones que los condenaron en el juicio oral y público donde posteriormente debieron comparecer.

Para lograr la revelación de lo escondido nos valemos de requisitos básicos propios del periodismo de investigación:

a) La investigación periodística debe ser producto de una investigación genuina y no de otras investigaciones ya hechas.

b) Debe responder al interés y preocupaciones de la gente.

c) Ser el reflejo de algo que alguien quiso ocultar

d) Tenemos que probar lo que decimos.

Las Técnicas de inclusión

El trabajo de campo para reunir los datos y efectuar las comprobaciones nos lleva el mayor tiempo. Con ese circuito relevado nos ocupamos de la parte final que incluye la novedad de un tipo de trabajo donde el periodista produce la prueba principal de su nota. La metodología tiene como característica particular que el periodista intercambia su lugar con el principal afectado por una situación irregular, de abuso económico o moral. Generalmente ocupa el lugar de la víctima, y es el periodista, personificando a otro individuo, quien obtiene un registro sin intermediarios sobre las características del hecho elegido. En el caso de la televisión, esta metodología permite documentar la escena natural del hecho que se intenta relevar, conservando la contundencia de su veracidad y toda su acción dramática.

Obtener una prueba contundente fortalece la posición del periodista frente a su nota. Ya no será la palabra u opinión de uno contra otro. El periodista seguirá siendo testigo de los hechos, pero contará con una prueba para que la opinión pública considere la veracidad de sus dichos: mostrará al funcionario "in fraganti" y toda su argumentación de defensa será una discusión contra sí mismo.

Por supuesto que contar con una prueba de esta magnitud acompañada por documentos, testigos y un reportaje a fondo vuelve la situación casi categórica, inmodificable, pero sólo frente al tribunal de la opinión pública, donde el periodista es, además, un testigo de los hechos que narra. Un testigo presencial que también lo será en los tribunales judiciales. Su investigación y sus pruebas serán reclamadas por el juez que decidió abrir un proceso en el que tendrá que declarar. Más tarde será testigo de cargo en los juicios orales si la causa prospera. Y hasta podrá ser acusado de falso testimonio si se comprueba que manipuló su investigación o fraguó la prueba. La modalidad encierra un compromiso que lo involucra enteramente.

El Periodista de investigación debe valerse de técnicas y estrategias para lograr su cometido. El trabajo de campo, la compilación de datos precisos y la búsqueda de situaciones novedosas son imprescindibles. Reconocer códigos y condiciones nos llevará tiempo, pero serán la llave para practicar las técnicas de inclusión que nos permitirán ser parte del ámbito deseado, formar parte de la escena. La creación de un personaje determinado, de un rol a jugar para lograr el objetivo, requiere una investigación previa. Sin ella es imposible y sumamente peligroso intentar encender una cámara oculta. 

Criterios para su utilización:

 a) Cuando la información obtenida es de gran importancia y de interés público, como el descubrimiento de una gran falla en el sistema, o la prevención de graves daños a las personas.

b) Cuando estamos dispuestos a difundir la naturaleza de la inclusión encubierta y la razón por la cual se la utilizó.

c) Cuando completamos el trabajo de campo y cumplimos un proceso de toma de decisiones significativo, junto al análisis de las cuestiones éticas y jurídicas.

Cuando no se justifica el recurso:

a) Para conseguir la información con menos gasto de tiempo y dinero.

b) Utilizarla en cuestiones menores invadiendo la privacidad de las              personas.   

La rigurosidad del trabajo se completa con un seguimiento exhaustivo de los casos. La gente quiere saber qué pasó y si la investigación ayudó para que el problema planteado se solucione.

También hay que prepararse para las diferentes reacciones, pero esta etapa suele ser muy divertida si el periodista cuenta con la suficiente información como para desvirtuar cada uno de los argumentos maliciosos con que seguramente los afectados pretenden emporcarlo.

El Guión

El secreto es saber contar la historia, el quid es la precisión en la utilización de las palabras, la clave está en la simpleza. En este proceso la imagen es lo más importante. Sin imágenes no hay televisión. Al relato entonces, hay que pensarlo desde la imagen. No hay que escribir a través de las imágenes, sino para las imágenes. Las palabras deben acompañarlas aportando información o reforzando climas, pero es necesario evitar contar lo obvio. Es muy molesto repetirle a la gente lo que el video le está mostrando. La emoción de un niño no se describe. Viéndola, el espectador tiene todos los elementos para entender la situación. No es necesario cubrir el informe entero con palabras para crear una atmósfera determinada, ni hay que temer a las pausas o los silencios. Hay que dejar “respirar” a las imágenes. Si tenemos la experiencia directa del caso, el guión nos saldrá mejor. La primera oración será vital. Si es aburrida la audiencia perderá interés. Ej. : “El gobierno difundió estadísticas de prostitución de menores en la Argentina”. La formulación es cierta, pero no atrae. Lo que realmente interesa es si aumentó o no, cuáles son los lugares donde se ejerce, quienes no controlan para que esto ocurra y qué explicación da el estado ante la desprotección de la infancia.

Debemos utilizar un lenguaje simple y claro, que no signifique falto de profundidad. Ej. : “Este hombre miente…” Aquí la expresión es sencilla,  pero contundente y fácil de interpretar. Las complicaciones surgen cuando el periodista quiere demostrar su conocimiento. Háblele a la audiencia en un lenguaje que entiendan y usen. En lo posible hay que evitar la jerga, a muchos periodistas se les cuela como un virus. Es común para los policías hablar de “sujeto masculino”, “afirmativo” o  “el occiso”. Debemos traducir esos términos al habla común para que su significado llegue adecuadamente.

La televisión no da la posibilidad de releer el párrafo y el público no está concentrado escuchando cada una de las frases. El aparato puede estar encendido, haber varias personas, y si algún periodista se atreve a preguntar qué vieron o escucharon… se deprimirá. Hay que atrapar la atención, y no perderla porque es muy difícil de recuperar.

El informe debe ser puntual. Demasiados hechos en una nota corta son contraproducentes, y muchos números empeoran la situación. Ej. : Es más contundente decir “ Hay 65.000 chicos desnutridos en el Gran Buenos Aires, una cifra similar a la capacidad total de la cancha de River…” que mencionar la cifra desprovista de una comparación cercana a la gente. En televisión cada palabra cuenta en razón de la síntesis que exige el medio. El contenido total de palabras utilizadas en un noticiero de una hora en televisión ocuparía sólo la portada del diario La Nación impreso en tamaño sábana y con el desarrollo de unas 10 o 15 noticias principales. Sin embargo el hecho de la brevedad no debe distorsionar la historia.

Consideraciones finales

La oficina de los periodistas es  la calle. Un ámbito donde el clima es destemplado. Con olores fuertes, repulsivos, y otros aromas tan excelsos que no podrían encontrarse en ninguna redacción. Donde es posible ver la variedad de colores desgastados que mira la mayoría. Un sitio donde ocurren realmente las cosas y pueden escucharse los sonidos discordantes. Un espacio que exige estar alerta y desconfiado. Para morar con dignidad esa “oficina” hay que tomar contacto con la gente, las situaciones que vive diariamente y escuchar con humildad. Obtener todos los matices y conocer sus expectativas. Cuando un periodista detecta con facilidad qué le interesa a la gente, tiene un largo trecho recorrido en su favor. Es imperdonable que desconozca, o sea insensible, ante los hechos de injusticia manifiesta porque su compromiso es asumir como propia la defensa de los más débiles. El efecto de esa vivencia, de la investigación en el campo, quedará reflejado en la nota que produzca. Debe tomar contacto con el problema, pero no mezclarse para que su mirada no sea gris, sombría y sin salida. La independencia y cierta distancia le permitirá ser corrosivo, áspero y picante, requisitos indispensables para su tarea de provocar buscando cambiar el estado de las cosas

Investigar, contribuir a “revelar la verdad escondida” es un trabajo apasionante. Los riesgos que asumimos a menudo tienen que ver con las características de nuestra profesión, pero son infinitamente menores a la orfandad y el desabrigo que sufren millones de ciudadanos comunes a merced de timadores, ventajeros y corruptos que todavía en la Argentina detentan cargos en la función pública, las dependencias de gobierno, la justicia y la policía.

 
PERIODISMO MORDAZ EN LOS MEDIOS TELEVISIVOS
LOS GRANDES RETOS DEL PERIODISMO INVESTIGATIVO
Por: Ileana Gólcher
La comunicación social representa  para la ciudadanía  la fuerza impulsora y estratégica  para disfrutar  plenamente de las posibilidades que ofrece la  modernidad.

El tema que hoy nos convoca en este encuentro  regional de comunicadores 1qasociales promovido por el equipo humano del Centro Latinoamericano de Periodismo CELAP, nos debe permitir tomarle el pulso a una de las profesiones más riesgosas, polémicas y a la vez comprometidas con el bienestar de la sociedad. A la vez reflexionar  colectivamente con sentido regional sobre los grandes temas de nuestro tiempo; en consecuencia encontrar alternativas para desafiar lo que a primeras luces puede resultarnos inevitable.

Vivimos hoy día los retos impuestos por la modernidad, por un mundo  de globalización, de integración regional y de mercados... una época estremecida por realidades virtuales, ofertas infinitas de información a través de las posibilidades de la ciencia y la tecnología. Nunca antes como ahora nuestras sociedades se han visto provistos de accesibilidad, inmediatez pero a la vez de las grandes distorsiones  que pueden derivarse del uso inapropiado de los medios de comunicación social.

El tema asignado  Periodismo Mordaz en los medios televisivos resulta polémico pero a la vez orientador, lo afirmamos  sobre la base que la televisión representa hoy día  uno de los escenarios  de mayor impacto y potencial para el cambio en las sociedades latinoamericanas. Nos proponemos abordarlo de manera crítica sobre la base de dos  vertientes: por una parte debatir sobre el significado del periodismo investigativo en el cual se inserta la televisión y como complemento preguntarnos qué tipo de ofertas programáticas   se nos ofrecen cotidianamente y cuáles son sus motivaciones.

1. Periodismo : un compromiso por la verdad.

Podemos afirmar que el periodismo en una de sus concepciones más modernas significa la búsqueda y transmisión de la verdad; esta responsabilidad social  por su propia naturaleza exige que sea una actividad fundamentalmente investigativa, ya que la verdad no surge fácilmente, de manera tal que pueda efectuar un periodismo serio, contextualizado y con el correspondiente seguimiento.

Tal como lo indica Juan Jorge Faundes en su ensayo sobre Etica y contexto del periodismo de opinión se entiende por periodismo de opinión la búsqueda y difusión de información acerca de sucesos con valor periodístico ( es decir con grados considerables de improbabilidad de ocurrencia del hecho, y de  probabilidades altas de impacto histórico y psicológico del mismo) eventos  e información que otros (individuos,  grupos, empresas, instituciones, organizaciones gubernamentales o no gubernamentales, clases sociales o el sistema mismo en su conjunto) mantienen  ocultos y quieren impedir que sean conocidos y difundidos en el ámbito social mayor que  aquel circuito de los que están enterados.

 Es decir, la materia del periodismo  investigativo, su objeto, es  la información oculta, reservada, secreta y sus fuentes aquellas que están  cerradas. Estas últimas características ( información oculta y fuentes cerradas) diferencian al periodismo investigativo de cualquier otro tipo de formas periodísticas, aunque sena de denuncia, pero que trabajen con información  socialmente disponible a través de fuentes abiertas.

Puede afirmarse que todo periodismo  debe suponer investigación. El periodista que no acepta  la misión de investigar simplemente no es periodista. Su primer mandato es relatar la verdad profunda de los hechos.

Trabaja con los mismos principios de  toda disciplina académica, y sus reglas son las del periodismo en general. Debe ser capaz de superar los intereses políticos y comerciales, indignarse ante los abusos del poder y de la corrupción y estar dispuesto a mantener intacto su principal activo ante la opinión pública: su credibilidad. 

La agenda de trabajo del periodismo de investigación  latinoamericano se ha enfrentado de manera audaz -y muchas veces con un alto costo de vidas humanas- con las violaciones a los derechos humanos  en una amplia gama de alternativas, los peculados, la corrupción, las crónicas de mercenarios y políticos corruptos, el poderío militar, la memoria subversiva de la opresión, crónicas de miseria y lucha, la violencia  y  las investigaciones sobre fraudes y defraudaciones fiscales.  

El periodista, a diferencia de otras profesiones se enfrenta a un factor que le imprime un sello peculiar. El tiempo necesario para obtener la noticia, procesarla e insertarla en sus respectivo código de difusión. Sin duda, esa celeridad de la información y la urgencia con que el público requiere ser informado, vuelve compleja la misión del periodista por desarrollar de manera permanente una práctica  laboral  sistemática.

Por lo general una gran cantidad de periodistas trabajan fundamentalmente con las declaraciones de los funcionarios públicos, con las notas de prensa, deberán acudir a las conferencias de prensa y solicitar  información a diversas  fuentes  para poder redactar la noticia. No es nada fácil optar por el periodismo investigativo. Su ejercicio implica aprender a perder el miedo, a enfrentar las represalias del poder,  a defender la verdad como conquista suprema de los valores sobre los que debe asentarse un sistema democrático.

En lo que respecta a la investigación existen en el ámbito de la comunicación – sobre todo en América Latina- algunas confusiones respecto a las implicaciones de cada campo investigativo asociado a la comunicación. Veamos :

v     Periodismo es investigación: Cualquiera que sea la naturaleza del género que se ofrezca la información, todo periodista requiere de indagar los elementos fundamentales para la elaboración de una nota periodística.

v     Unidades Investigativas: Se refiere a la conformación de un equipo de profesionales de la comunicación que disponen de los suficientes recursos logísticos, de tiempo, económicos y técnicos  para  trabajar la información con mayor detenimiento. Su misión es develar ante la opinión pública los  trasfondos de los grandes temas que aquejan a una sociedad. En esta categoría se ubican las Unidades investigativas de prensa, radio y televisión que aborda temas complejos y de gran impacto ante la opinión pública.

v     Investigación cualitativa de la percepción de los mensajes: Su ejercicio va más allá de la práctica periodística y es realizada por profesionales de la comunicación o bien por especialistas en psicología quienes miden y  ubican tendencias en cuanto a los comportamientos sociales de los grupos sociales, diagnósticos de comunicación, y percepción de hechos sociales.

Es dentro de este contexto que debemos distinguir tres grandes corrientes de periodismo de investigación:

1.       El que desata suciedades y escándalos para nutrir el negocio sensacionalista .

2.       El que investiga con propósitos de mostrar el lado insólito, esotérico, de personajes y temas. Busca  industrializar el morbo popular, presentar con insistencia el país de la crónica roja y de la fatalidad.

3.       El que está dispuesto a problematizar e investigar desde su propia perspectiva cultural periodística determinados termas con el mayor grado de profundidad posible y ofrecer alternativas colectivas.

Hoy es posible abordar y  profundizar en temas que hace escasos diez años eran impensables siquiera en las mesas de redacción. Sin embargo el tiempo suele limitar  la profundidad en el tratamiento noticioso. Puede afirmarse que el periodismo investigativo sólo funciona cuando existen sectores sociales críticos y responsables ante su tiempo. De lo contrario por muy esmerado que sea, finalmente se perderá  en  la sobra de la indiferencia ciudadana, el juega vivo y tantos vicios más que lesionan el adecuado clima democrático.

Puede afirmarse que el periodismo investigativo trabaja para conocer a profundidad la verdad que se aparece ante el ciudadano común como superficial o descontextualizada. La verdad que se oculta ante los grandes intereses de los grupos que detentan el poder económico y político. Con estas responsabilidades como agenda de trabajo cotidiano el periodista actúa en la práctica como un detective en busca de las piezas perdidas, deberá sortear una serie de peligros  para poder encontrar las diferentes caras ocultas de la información. Busca denunciar la corrupción, dar a conocer los hechos dolosos, integrarlos en una lógica  de comportamiento social y orientar a la ciudadanía para  el logro de las  transformaciones sociales para beneficio de la sociedad. En esta sentido el periodismo  cumple una función fiscalizadora al más alto nivel.

Acudamos a algunas definiciones brindadas por algunos periodistas  relacionados directamente con el ejercicio  de esta práctica:

     “Es una modalidad de periodismo  que capta la noticia o la información no porque se ofrezca espontáneamente sino porque la busca, la investiga en las fuentes donde está, por lo general, intencionalmente escondida por personas de mala fe interesadas  en que algún ilícito no salga a la luz pública”. Arturo Guerrero

      “ Lo más importante  en periodismo es dar  al público la información que el gobierno menos quiere que se sepa”. Brit Hume.

      “ El periodismo de investigación asume la parte más delicada y difícil en esa misión de transparencia democrática, al sacar a la luz los casos, a menudo ocultos e invisibles por su propia naturaleza” Luis María Ansón Director del diario ABC.

      “ Es aquel en el cual el reportero descubre o destapa o desentraña unos datos de importancia social que alguien procura mantenerlos escondidos. Denunciar, deshacer entuertos, exponer hechos torcidos: todo esto constituye el periodismo investigativo” Daniel Samper Pizano.

Las anteriores afirmaciones nos permiten agregar que si los medios de comunicación de masas  contribuyen a construir  el marco interpretativo y orientador de  la realidad social e inciden en  la conformación de la  opinión pública,  el periodismo de opinión contribuye en esta tarea al  aportan nuevos temas para la agenda nacional, ampliando el espectro de los acontecimientos noticiosos.

Una investigación  periodística, por su naturaleza de ir a buscar aquello que se resiste a ser revelado, descubre o crea el acontecimiento. La publicación de historias de investigación es un acontecimiento  en sí misma y normalmente introduce, agrega o revive temas en la agenda cotidiana.

Una revisión de la bibliografía actual sobre el periodismo coincide en señalar que sólo el periodismo de investigación logra efectivamente iluminar las zonas oscuras de la sociedad, conquistar el conocimiento a propósito de algo y disminuir la incertidumbre colectiva.

En las democracias modernas, es a través del periodismo investigativo donde se produce una comunicación social de mayor calidad.

Sin embargo este enfoque encuentra sus detractores en quienes subrayan que el ejercicio periodístico es una actividad de escaso rigor intelectual y con marcada tendencia a la simplificación. El trabajo periodístico  se ejecuta  sin la reflexión y el sosiego que son deseables en una adecuada labor crítica ( Martínez Albertos).

En el ámbito televisivo, los formatos informativos tradicionales  deben  brindar  la posibilidad de reflexionar, de buscar más allá de lo evidente, de explicar los entramados sociales. Y sobre todo cumplir con un compromiso: asegurar el seguimiento temático, más allá de los vaivenes vividos en las respectivas salas de redacción.

 

Podemos establecer entonces las primeras aproximaciones  de periodismo investigativo:

     

v     Descubre  los trasfondos  que se mantienen ocultos por intereses creados.

v     Tiene relación directa con temas de interés para las grandes mayorías.

v     Es un periodismo fiscalizador.

v     Procura cambios o beneficios de corte social.

v     Demanda mayor nivel de profundidad en el tratamiento de las fuentes.

v     Implica un alto grado de responsabilidad social

v     Está  orientado por un permanente sentido ético en el  tratamiento informativo.

Esta práctica periodística supone el extremo más osado de la libertad de expresión: una prensa que investiga y denuncia a las propias instituciones que  garantizan su libertad.

Requerimos  de dichas estrategias de investigación  para  superar el periodismo de transcripción; formas de investigar al gobierno, a individuos y organizaciones que están minando a la sociedad, requerimos de técnicas investigativas  que conduzcan a nuevos  hallazgos y a no simples resúmenes interesantes para observar asuntos baladíes, poco eficaces para contribuir a una mejor sociedad.

Ante tales responsabilidades el gran peligro es restringir el ejercicio profesional  a un periodismo sensacionalista, de denuncia, activado  por la inmediatez y la superficialidad, sin propuestas constructivas. Esta situación es común en una gran cantidad de países en los que  los medios de comunicación  aún no tienen claro el rol que les corresponde cumplir y se olvidan de la ética que trasciende los espejismos  de la profesión: el éxito personal, el aumento de los niveles de sintonía o las ventas.

Otro ángulo de análisis  nos indica que los embotellamientos de mensajes televisivos    simplemente aumenta la confusión del público y en muchas circunstancias puede provocar un deterioro a la comunicación .

Es dentro de este contexto que surgen a través de las cadenas de televisión una serie de noticieros  que funcionan   repetitivamente las 24 horas  y que disponen de  escasos  minutos para cubrir un mundo inmenso, desordenado y complicado. Las consecuencias son la superficialidad e incomprensión ( Deaking, 1991).

 

2. Las trampas del periodismo de investigación:

Como defensoras del periodismo de investigación, como una de las misiones que contribuye al enriquecimiento de las democracias modernas, deben señalarse los riesgos que entraña este papel y el efecto perverso ( Hirschman, 1991) que puede llegar a cumplir el periodismo en  la sociedad.

La práctica negativa del periodismo investigativo puede conducir a empañarla, al confundirla con un fin y no como un medio para el descubrimiento de la verdad.

Que los medios de comunicación- y un grupo de periodistas –  asuman el papel de jueces.

Que los medios impulsen campañas para cumplir un determinado objetivo político más allá de la simple difusión de hechos.

Es dentro de este contexto que debemos abordar el tema central que nos ocupa y es el denominado periodismo mordaz  desarrollado por la televisión:

3. Televisión: ¿ Sólo informar y entretener?

Es válido recordar que la televisión se inicia en América Latina en diciembre de 1950. Brasil, México y Cuba fueron los primeros países en adoptar la nueva tecnología. Es sistema privado comercial es el predominante en todos los países de América Latina. Dicho sistema privado  coexiste como un sistema mixto público privado en que los intereses  estrictamente económicos se mezclan con ciertas preocupaciones de orden socio cultural y político, y en otros, en fin, como un sistema de monopolio único con financiación exclusivamente pública.

Ningún otro medio de comunicación ha sufrido mayor número de innovaciones a fin de lograr capturar la atracción de las audiencias de todas las edades y de todos los estratos socio económicos, creando una nueva forma de entretenimiento: el imperio de la cultura audiovisual

Al cumplirse cincuenta años  de producción y emisión televisiva, un primer ejercicio  de  reflexión es oportuno y necesario si consideramos que actualmente vivimos el reinado de la televisión. En efecto, la expansión cuantitativa de la televisión impacta a otros medios de comunicación, provocando alteraciones en diversos órdenes y colocándose en la primera fila de sintonía masiva:

v     Baja relativa en la exposición de los medios escritos clásicos( libros, periódicos, revistas.

v     Crisis de las librerías como agente de multiplicación y acceso a la información.

v     Baja  progresiva a las salas de cine

v     Dificultades de comprensión en lecto escritura: dificultades  expresivas relacionadas con la palabra hablada escrita; descuido  de la retórica discursiva, ortografía y redacción.

v     Las inversiones públicas  y privadas en la industria televisiva prevalecen por sobre las inversiones en otros medios. Mientras que existen disponibles  161  televisores por cada 1000 habitantes, en América Latina  la disponibilidad de teléfonos  sólo alcanza a 71 por cada mil habitantes.

v     Alteración del prestigio social de los medios; la televisión  ha adquirido un atractivo y fascinación sólo comparable al prestigio del cine en la década del 30.

En el centro de la transformación del sistema televisivo se reajustan los clásicos elementos  que regulan el medio:

n      Los propósitos: nuevos objetivos industriales y comerciales se suman, de forma contradictoria con las funciones tradicionales atribuidas a la televisión: informar, orientar y entretener.

n      Los sistemas legislativos: nuevos modelos de reglamentación nacional e internacional, crean en la actividad televisiva, una situación competitiva frente a la cual la televisión pública era con escasas excepciones, ajena.

n      Los actores: nuevos protagonistas públicos y privados ingresan  en las funciones de control, producción, transmisión y de programación, obligando a las cadenas productoras a modificar sus métodos y contenidos de producción.

n      El público: paso de usuario de un servicio a la de consumidor de

un producto. Por lo tanto, su capacidad adquisitiva llega a ser más importante que sus necesidades socio culturales.

v      Los medios de transmisión: Nuevos canales  de comunicación han sido posibles, debido a una mejor gestión de los satélites y las redes de cable visión, de los nuevos soportes de video casete.

Todo esto modifica la relación entre la oferta y demanda de productos audiovisuales, rompiendo las barreras de los mercados nacionales.

Hay algo inquietante en el reinado de la imagen sobre todo el planeta, en la hegemonía cultural de la televisión porque son fenómenos que en buena medida escapan a nuestra comprensión. Genio ambiguo y proliferante, transmisor de la mayor cantidad y calidad de signos y símbolos, instrumento explosivo, una nueva red nos une y nos desmitifica; lo audiovisual es a la vez más  todopoderoso de lo que se cree.

Se trata de un imperio planetario. La televisión por su naturaleza misma, produce un mensaje  que no solo consiste en palabras, ni en pensamientos, ni en meras imágenes, ni en una simple duplicación de la realidad, sino en una compleja  mezcla de todo ello. Tan complejo resulta el medio que nadie está en condiciones de controlarla totalmente.

El  potencial globalizante  de la televisión que ahora cruza nuestras fronteras gracias a las posibilidades de las antenas parabólicas, se multiplica en los satélites y se burla de todas las censuras y barreras jurídicas  y   ha sido y seguirá siendo  un factor  de primer orden en los grandes acontecimientos nacionales e internacionales.

Basta recordar la guerra del Golfo, o el problema político familiar del niño cubano Elian, el affaire del Presidente Bill Clinton y el delirio televisivo que acompañó a cada  uno de estos acontecimientos,  los  que lograron demostrar que incluso en los sistemas democráticos, la opinión pública podía quedar momentáneamente paralizada o neutralizada políticamente por la superabundancia de imágenes.

Tal como lo explica Jean Claude Guillebaud en su ensayo La fuerza subversiva de la televisión “ Esta incontestable fuerza de manipulación explica el hecho de que la televisión sea, en todos los  países del mundo, un mecanismo político de primer orden. Debe recordarse que decenas de países la actividad audiovisual está sometida a un control directo  y legal del Estado. En todos  ellos, el poder democrático jamás renuncia a ejercer su dominio en la pantalla chica  y transforma los cimientos del funcionamiento mismo de la democracia.

La televisión puede menoscabar  la influencia de los cuerpos intermedios y de las democracias representativas; impulsa a los  intereses políticos y publicitarios a recurrir al sensacionalismo y al mercantilismo, a divulgar los sumarios de procesos judiciales. Y se podrían añadir ejemplos a esta primera enumeración indefinida.

Las reflexiones anteriores nos permiten concluir  que sin que el aparato escolar haya anulado su acción, y frente al debilitamiento de las relaciones inter familiares, la principal fuerza educativa que conduce nuestras sociedades  ha sido rápidamente desplazada de las aulas escolares, de los escenarios familiares a la red de los medios de comunicación masiva, particularmente de la televisión.

En América Latina, el modelo televisivo responde salvo honrosas excepciones al esquema norteamericano, bajo el régimen de propiedad privada. Sigue funcionando divorciado, distanciado  de las grandes necesidades del cuerpo social, ya que mientras vivimos una profunda crisis socio económica y del creciente deterioro de los valores  morales, la televisión presenta una franja compacta de programación que orienta a la opinión pública a pensar, a ocuparse en la trilogía del consumo irracional, la ideología de los espectáculos y los melodramas telenovelescos. Las dietas anuales de los canales televisivos – en la gran mayoría de los países- ofrecen miles de horas de programación centradas en telenovelas, noticieros inclinados hacia el sensacionalismo, el mundo mágico e insólito, lo no dicho, el mundo de la violencia y  el asalto que pareciera reforzar la idea de los latinoamericanos como seres marcados por la fatalidad de la miseria, de la creatividad que opera para delinquir, un territorio sacudido por los desastres naturales, la perversidad, los afanes de lucro como únicos móviles de los sociedades modernas.

Con la mundialización acelerada de la actividad audiovisual se asiste en el mundo entero y en América Latina y el Caribe en particular a una apertura de las  fronteras  intelectuales y geográficas, a una relativización de los puntos de vista, a un acercamiento permanente entre la sociedad y las culturas.

Como contrapartida, a través del predominio de ciertos modelos de programas televisivos, se observa una “ preferencia obsesiva”  de imágenes de violencia, la chabacanería y el humor vulgar, y, tal vez de manera más solapada de esquemas nacionalistas, marcados por la xenofobia e incluso racistas. ¿ Es posible conciliar las exigencias de la apertura y de la libertad  de expresión  con la necesidad de impedir los excesos, sin caer no obstante en la censura?

4.  La información como espectáculo

Otro bloque de programación está regido bajo el bloque de la información como espectáculo.  Dentro de este contexto se destacan las grandes cadenas televisivas norteamericanas y europeas que han construido un imperio sobre la doble base de la información y de las noticias internacionales. A la vez no descuidan por ello la crónica de sucesos ni el mundo de los negocios, que son el blanco favorito de las grandes redes de televisión norteamericana. ( ABC, CBS y NBS).

La Red CNN comprende varios canales de televisión con audiencias que llegan a decenas de millones de telespectadores. En el centro de Atlanta trabajan cientos de periodistas y técnicos pertenecientes a dos canales, los cuales se encuentran conectados por satélite con una docena de centros regionales y una veintena de oficinas extranjeras. Sus imágenes, retransmitidas por más de doscientos cincuenta estaciones independientes de Estados Unidos y por más de cuarenta canales asiáticos, europeos y latinoamericanos, figuran en todos los boletines de información.

  Tal como lo expresa Mouny Berrah  en el citado ensayo  “ No cabe duda de que la CNN  constituye la mayor  empresa de información., organizada  hasta nuestros días, pero la universalidad de su audiencia plantea de todos modos, tanto a  los usuarios como a los profesionales, una serie de problemas sobre todo de naturaleza ética.

Desde el punto de vista de la democratización de la información, sus conquistas son indiscutibles: acceso  del máximo número de personas   a informaciones  sobre la vida política y  social que hasta ahora quedaban reservadas  a las élites y a los especialistas.

 Posibilidad  para los telespectadores  que viven en países donde la información se halla sometida al control de disponer de comentarios y de análisis  elaborados por especialistas independientes, libertad editorial  que confiere la información contínua y en directo sobre un acontecimiento; ventajas todas ellas garantizadas por la conjunción de la democracia y de la tecnología  y que aseguran a la prensa su estatuto de “ cuarto poder”.

Sería muy útil y responsable dimensionar  los valores que prevalecen en las noticias, la imagen que prefieren divulgar sobre nosotros los latinoamericanos a tal grado que se ha creado una tipificación de muchos países, nos pretenden etiquetar, sin derechos a reclamos: : los colombianos como seres exclusivamente corruptos y marcados con el sello del narcotráfico, los cubanos diezmados, asfixiados por el sistema socialista, los peruanos y ecuatorianos enfrascados en el país político, de corrupción en corrupción;  centroamérica la región de los desastres naturales,  hay ausencia de quienes producen, crean y trabajan para vencer la adversidad, los caribeños despreocupados y festivos,  Brasil samba y fiesta, Venezuela  con líderes políticos populistas, Panamá es un Canal y un centro bancario en que se lavan grandes fortunas procedentes del narcotráfico, de Africa siempre se ve la hambruna y conflictos tribales con una enorme cantidad de víctimas. en fin, las imágenes han llegado a convertirse en comunes y se concluye que vivimos dentro de continentes como un caso social que nunca es capaz de enfrentar un presente mundo globalizado por sus propias fuerzas, que siempre requiere ayuda, que actúa siempre de forma irracional.

 Comienza así una espiral de indiferencia ciudadana y de resignación a ultranza en la que los estereotipos se convierten en  mercancías que saturan las programaciones televisivas, con un solo denominador común.

El verdadero dueño del juego es el público. El fenómeno es cada vez más evidente. Las cadenas difusoras se multiplican. La ofertas de programación se diversifican: los grandes canales nacionales, las emisiones fronterizas, las grandes  cadenas noticiosas,  los servicios tarifados, los canales religiosos que se ofertan al igual que la incipiente programación cultural y educativa.

Somos de la opinión que los medios de comunicación deben optar por la vida y no por la muerte del país al cual afirman servir. Si no forma conciencia sobre los conflictos nacionales se inclina por la muerte de la sociedad. Para construir ese proceso  efectivo e integral es necesario intentar responder a las siguientes interrogantes:

 ¿ Qué tipo de programación es la que debe generarse en nuestros medios de comunicación?

  ¿ Cómo convocar a través de los medios de comunicación  a los principales sectores del país alrededor de un solo proyecto de crecimiento y de identidad nacional que le otorgue una nueva fuerza histórica al Estado latinoamericano?

  ¿ Qué tipo de insertos publicitarios deben emitirse en nuestros países que confrontan un alto índice de analfabetismo, desempleo, violencia social, desmotivación y desvalorización de su propia cultura?

   ¿ Qué tipo de proyectos culturales  hay que promover mediante la oferta de los medios de comunicación  para rescatar la memoria histórica latinoamericana y contribuir a formar nuevas generaciones de latinoamericanos seguros ante las olas de la globalización y preparados ante los retos de los modelos neo liberales.?

    ¿ Qué tipo de población no se refleja aún en los ofertas de los medios de comunicación? ¿ Por qué se guardan silencios cómplices ante las grandes demandas sociales?

    ¿ Qué informaciones hay que producir para recuperar la deteriorada vida rural en América Latina y que nos amenaza con convertirnos en sujetos rehenes de las grandes trasnacionales comerciales?

¿ Qué contenidos  deben ofrecer los medios de comunicación a una población con elevados niveles de analfabetismo real y funcional  ante el avance de los cambios tecnológicos  en que vivimos ... qué cargas  culturales  hay que producir para crecer internamente y no para convertirnos en meros sujetos consumistas .

Ante esa realidad las interrogantes pueden continuar... ¿ Qué sentido tiene  que la televisión comercial nos inunde con  “ horas de espejismo “ ¿ Qué le reporta a nuestras  convulsionadas sociedades priorizar dentro de sus espacios de programación el periodismo mordaz y muchas veces descontextualizado  desvinculado de nuestros problemas nacionales?

  Si la televisión se conforma sólo en informar, entretener y promover el consumo pero no contribuye a la transformación moral y social de la sociedad.¿ Qué la puede justificar?

Por las anteriores consideraciones, puntualizamos que con la misma cantidad de técnicos, los mismos estudios, escenografías  y horarios de programación y con las mismas energías que se consumen diariamente para producir televisión se pueden  generar  nuevos  paradigmas de programación televisiva que propicie, que contribuya a profundizar el desarrollo del país. Tres alternativas parecen inevitables:

v     La presencia real de sectores de opinión pública que reclamen calidad de información, calidad de programación, es decir aquella que se vincule directamente con la realidad socio económica  de nuestros países.

v     Una nueva responsabilidad de la clase empresarial que auspicia determinados programas y se muestra  indiferente ante las necesidades de cultura, educación, orientación ciudadana de las grandes mayorías de cada país.

 

v     La voluntad política de los dueños de los medios de comunicación que deberán modificar, transformar sus criterios de costo beneficio, su obsesión por  las mediciones muchas veces manipuladas de los raiting y su regreso al convencimiento de  la responsabilidad social que les corresponde a los medios de comunicación social en general.

5.  ¿ Se cumplieron las promesas?

La televisión tiene ya medio siglo de existencia. ¿ Ha cumplido o defraudado las promesas de sus años iniciales?

La respuesta es simple si revisamos la bibliografía de los años cincuenta. La televisión no prometió nada más que abrir una ventana al mundo. Debemos reconocer que dicha ventana ha mejorada sus posibilidades y hoy día no deja de asombrarnos su avance tecnológico. ¿ Qué esperanzas ha traicionado? Las de visionarios como Malraux que le  vaticinaron poderes transformadores al igual que la imprenta. La gran apertura que se ha producido no solo  ha cambiado el mundo sino también los modos de vida.

Actualmente en la gran mayoría de los países de América Latina, la pequeña pantalla absorbe como mínimo cuatro horas de la vida cotidiana de un telespectador medio. Ese tiempo de esparcimiento electrónico ha logrado remplazar  casi todas las prácticas individuales de convivencia social, familiar y ciudadana. Como diría McLuhan vivimos ahora en una aldea global.

La tiranía del mercado ha invadido en gran medida a muchos medios de comunicación en los que la oferta de programación es concebida únicamente como una mercancía con valor de mercado.  El rol de los medios de comunicación se encuentra marcado por un sinnúmero de regulaciones jurídicas tanto nacionales como una serie de convenciones internacionales que nuestros países se han comprometido cumplir.

La democracia se expresa, por algunos signos exteriores inconfundibles: las elecciones libres y la alternabilidad del poder, la separación de los poderes y en el mundo de la información la presencia de medios de comunicación y periodistas dispuestos a librar las mejores batallas por ejercer su función con el mayor grado de responsabilidad social.

Tal como lo afirmaba ese gran adalid de los procesos de paz en Colombia Augusto Ramírez Ocampo en el Primer Congreso Latinoamericano de Periodismo realizado en nuestro país  en 1997.

“ El ejercicio de esa  responsabilidad social compromete seriamente a los    comunicadores  que no pueden ser instrumentos de mercado, por lo tanto no pueden seguir contribuyendo a difundir como únicas noticias los actos terroristas, las masacres, las batallas del narcotráfico, los accidentes y los desastres de la naturaleza y todas las huellas de la descomposición que afectan el tejido social. “

Se requiere reorganizar la programación televisiva en función de una audiencia  deseosa de mantenerse informada, y a la vez de evadirse de las condiciones mateirales de su existencia al encender el televisor ( Fuenzalida 1990). Una audiencia que no es ni buena ni mala, simplemente es humana.

        Ese es el gran reto y la gran tarea de la cual debemos todos participar”

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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Centro Latinoamericano de Periodismo. Unesco. Primer congreso Latinoamericano de Periodismo. Periodismo más allá del 2000.  Panamá. 1997

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GÓLCHER, Ileana. La televisión: el país que aún no miramos. La Prensa. 23 de diciembre de 1992

Gólcher, Ileana. Colombia sin violencia televisiva. La Prensa.  3 de febrero de 1993

HERRÁN, María Teresa y Javier Darío Restrepo. Etica para periodistas. 2ª. Edición aumentada.  TM editores.  Bogotá  1995

RODRÍGUEZ, María Luisa. Historia del nuevo periodismo. Chasqui No. 26. CIESPAL. 1998.

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UNESCO. Correo de la Unesco. Octubre de 1992.

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